martes, 20 de octubre de 2015

Más del Obispo Latimer



This monument, by Henry Weekes, contains the statues of Thomas Cranmer, Hugh Latimer & Nicholas Ridley. Completed in 1843 & commemorates the death of the 3 men after being tried for heresy & burned at the stake by Queen Mary Tudor after becoming queen and restoring Roman Catholicism as the country's main religion. She hated Cranmer because as Archbishop of Canterbury, he dissolved the marriage of Mary's father, Henry VIII to Catherine of Aragon, leaving her illegitimate and vulnerable.: Queen Mary, Favorite Queen
Monumento a los "Mártires de Oxford":
Latimer, Ridley y Cranmer 
Hoy seguimos con otro sermón del Obispo Hugh Latimer. Esta vez leemos del Sermón predicado ante la Convocación del Clero de Canterbury, 1536.  Latimer llama a los obispos y otros eclesiásticos a predicar la palabra de Dios.

Pues Lucas dice, “El Señor dijo estas palabras a sus discípulos.” Por lo tanto, sin duda las dijo a nosotros, viendo que nos contamos entre los sucesores y vicarios de los discípulos de Cristo y así lo seremos si somos buenos dispensadores y cumplimos con nuestro deber. Él dijo estas cosas en parte respecto a nosotros y en parte respecto a sí mismo. Él es aquel hombre rico que no sólo tenía, sino tiene y tendrá para siempre no uno sino muchos mayordomos hasta el fin de los tiempos.  Cristo es hombre, siendo Dios y hombre a la vez. Es rico, no solo en misericordia sino en toda clase de riquezas, pues es él quien nos todo en abundancia. Cristo es él de cuya mano recibimos tanto nuestras vidas como lo necesario para conservarlas. Les pregunto ¿cuál hombre posee algo que no vino de su bondad? En breve, él es el que abre su mano y satisface a todas las bestias con su bendición y nos otorga su bendición ampliamente. Su tesoro no se acaba por más que se gaste y este tesoro permanece gastándose pero nunca terminándose. Cristo también es el buen Señor de la casa: la iglesia es su casa que necesita alimentarse con su palabra y sacramentos con diligencia.  Estos son sus bienes más preciosos, cuya dispensa y administración deberían tender los obispos y curas.  Es los que San Pablo afirma diciendo, “Que la gente nos considere ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios.” Pero yo les pregunto ¿qué se debe buscar en un dispensador?  Por supuesto que se halle fiel y que en verdad dispense y provea los bienes del Señor; que dé la comida en buena hora. Que la dé, digo, que no la venda; y que sea comida y no veneno. Sabemos que el veneno intoxica y mata al que lo come y la comida lo alimenta y lo nutre.  Además, que no deje  o demore en cumplir su oficio, sino que lo haga en el tiempo propicio y cuando la necesidad lo requiera… ¿Quién es mayordomo verdadero y fiel? Es verdadero y fiel el que administra los bienes de las casa como su Señor le ordenó. No usa los recursos del Señor para su propia ventaja ni los esconde como el siervo malvado. .. Por tanto, hermanos, ¡Adelante! Dejen el amor de sus ganancias; esmérense para la gloria y la ganancia de Cristo. Busquen entre sus estudios las cosas de Cristo y al final preséntense con algo que pueda agradar a Cristo. Den de comer con ternura y diligencia al rebaño de Cristo. De verdad prediquen la palabra de Dios. Amen la luz, caminen en la luz y así serán los hijos de la luz mientras estén en este mundo para que brillen como el sol en el mundo venidero con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, a quien sean todo honor, alabanza y gloria. Amén.        

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