Monumento a los "Mártires de Oxford": Latimer, Ridley y Cranmer |
Hoy seguimos con otro sermón del Obispo Hugh Latimer. Esta vez leemos del Sermón
predicado ante la Convocación del Clero de Canterbury, 1536. Latimer llama a los obispos y otros
eclesiásticos a predicar la palabra de Dios.
Pues Lucas dice, “El Señor dijo estas palabras a sus discípulos.” Por lo
tanto, sin duda las dijo a nosotros, viendo que nos contamos entre los
sucesores y vicarios de los discípulos de Cristo y así lo seremos si somos
buenos dispensadores y cumplimos con nuestro deber. Él dijo estas cosas en parte
respecto a nosotros y en parte respecto a sí mismo. Él es aquel hombre rico que
no sólo tenía, sino tiene y tendrá para siempre no uno sino muchos mayordomos
hasta el fin de los tiempos. Cristo es
hombre, siendo Dios y hombre a la vez. Es rico, no solo en misericordia sino en
toda clase de riquezas, pues es él quien nos todo en abundancia. Cristo es él
de cuya mano recibimos tanto nuestras vidas como lo necesario para
conservarlas. Les pregunto ¿cuál hombre posee algo que no vino de su bondad? En
breve, él es el que abre su mano y satisface a todas las bestias con su
bendición y nos otorga su bendición ampliamente. Su tesoro no se acaba por más
que se gaste y este tesoro permanece gastándose pero nunca terminándose. Cristo
también es el buen Señor de la casa: la iglesia es su casa que necesita
alimentarse con su palabra y sacramentos con diligencia. Estos son sus bienes más preciosos, cuya
dispensa y administración deberían tender los obispos y curas. Es los que San Pablo afirma diciendo, “Que la
gente nos considere ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de
Dios.” Pero yo les pregunto ¿qué se debe buscar en un dispensador? Por supuesto que se halle fiel y que en verdad
dispense y provea los bienes del Señor; que dé la comida en buena hora. Que la
dé, digo, que no la venda; y que sea comida y no veneno. Sabemos que el veneno
intoxica y mata al que lo come y la comida lo alimenta y lo nutre. Además, que no deje o demore en cumplir su oficio, sino que lo
haga en el tiempo propicio y cuando la necesidad lo requiera… ¿Quién es
mayordomo verdadero y fiel? Es verdadero y fiel el que administra los bienes de
las casa como su Señor le ordenó. No usa los recursos del Señor para su propia ventaja
ni los esconde como el siervo malvado. .. Por tanto, hermanos, ¡Adelante! Dejen
el amor de sus ganancias; esmérense para la gloria y la ganancia de Cristo.
Busquen entre sus estudios las cosas de Cristo y al final preséntense con algo
que pueda agradar a Cristo. Den de comer con ternura y diligencia al rebaño de
Cristo. De verdad prediquen la palabra de Dios. Amen la luz, caminen en la luz
y así serán los hijos de la luz mientras estén en este mundo para que brillen
como el sol en el mundo venidero con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, a
quien sean todo honor, alabanza y gloria. Amén.
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