En los Estados Unidos de América es difícil no hablar de la política y la
religión. Por razones históricas y culturales son temas entretejidos en la
fábrica de la nación de una manera quizás única entre los pueblos de la tierra.
Es bastante difícil tratar de separarlos aunque eso también se pide en un estado sin culto oficial. Somos una
sociedad muy religiosa—comparada con otras sociedades— pero a veces muy
confundida en lo que creemos.
Foto del papa Francisco cortesía del gobierno de Argentina |
El resultado es que los políticos se sienten obligados a exponer su
teología públicamente y los religiosos caen en la trampa de predicar política
en lugar de la fe que profesan. Corren mucho riesgo de ser malentendidos los líderes
religiosos al dar un mensaje de fe al público en general como hizo el papa
Francisco durante su visita a los Estados Unidos.
Aún siendo anglicano y reconociendo que el
Vaticano es un estado con su propia política, respeto a Francisco por
ser un líder religioso y cristiano sincero en el escenario mundial. Creo que su
mensaje a nuestra sociedad causó confusión entre muchas personas porque lo
oyeron con el filtro de política y no por lo que es, el mensaje de la fe y sus
implicaciones para la vida humana.
Con su predicación del valor de la vida humana Francisco provocó alegría y consternación a la derecha y a la izquierda de
un modo parecido a lo que hizo el Señor Jesucristo durante su ministerio. Cristo no fue ningún político y creo que
Francisco tampoco lo es. El Señor dijo, Mi reino no es de este mundo (S. Juan 18:36). Sin
embargo los poderes de su tiempo lo interpretaron políticamente y por eso lo
crucificaron. O quizás sólo pasó que cuando
escucharon el mensaje de Dios se dieron cuenta que si era la verdad, sus vidas
tendrían que cambiarse dramáticamente y se enfurecieron y querían matar al
mensajero.
Fuera como fuera
la situación en aquel entonces y sea como sea hoy, hay que orar por las personas, como el papa, que se atrevan a
proclamar el evangelio de Cristo en medio de un mundo que parece tener todo al
revés, pues eso es ser verdaderamente profético.
No nos pregonamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jesús como Señor; y nosotros somos servidores de ustedes por Jesús. (2 Corintios 4:5)
No hay comentarios:
Publicar un comentario