viernes, 30 de noviembre de 2018

Pensando en San Andrés y el testimonio

Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. Al primero que Andrés se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías, que significa: Cristo. Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús; cuando Jesús lo vio, le dijo:Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas, que significa: Pedro. (Juan 1:40-42)

Hoy la Iglesia celebra y conmemora al apóstol San Andrés que por tradición es el patrón de los misioneros. Es una tradición comprensible, pues fue la primera persona en los evangelios que invita a alguien más a conocer Jesús. En el caso de Andrés, el invitado fue su hermano Simón Pedro. Lo importante de todo eso es que Andrés dio testimonio de lo que había visto y experimentado.

Para mí guardar la memoria de San Andrés me recuerda de mi propia necesidad de compartir lo que Cristo ha hecho por mí y de anunciar lo que él ofrece a todos: Su gracia y amor.

En tiempos de controversia y pleito es importantísimo que los cristianos mantengamos lo positivo del amor de Dios delante de nuestros ojos y que compartamos nuestro testimonio de cómo la gracia está transformando nuestras vidas. Podemos hablar del perdón, del consuelo que Dios nos ha dado, de las sanaciones y de todas cosas que salieron mejor de lo esperábamos o merecíamos.

Este testimonio honesto es liberador tanto para el que lo comparte como para el que lo escucha. Nos ayuda a evitar las máscaras falsas y da la esperanza de que nadie está demasiado lejos para recibir la gracia de Cristo que tanto nos ama.

Hoy seamos todos misioneros y pregonemos: ¡Hemos encontrado al Mesías!


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Reflexión Bíblica para la Última Semana después de Pentecostés (2018)

Esta semana proclamamos que Jesucristo es Rey de reyes y Señor de señores, y las lecturas giran alrededor del reinado de Cristo.

Primero leemos cómo el Espíritu de Dios ungió al rey David, el rey por excelencia en ambos Testamentos, dotándole de los dones de profecía y poder; y luego el salmo 132 declara las promesas que el Señor hizo a David:

El Señor ha jurado a David un juramento, y seguramente no se retractará: "A uno de los hijos de tu cuerpo pondré sobre tu trono. Si tus hijos guardaren mi pacto, y mis testimonios que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre". (Salmo 132:11-12)

Los cristianos vemos una referencia a Cristo en este texto, pues según los evangelios Jesús es un descendiente de David; de hecho, las masas le aclaman como “Hijo de David”. Ese título significa “mesías” o “ungido” y representa las aspiraciones del pueblo judío, aspiraciones de que Dios cumpliría las promesas a David y a su nación.

El texto del Apocalipsis describe a Jesús con el vocabulario regio: Es el soberano de los reyes de la tierra y es a quien le corresponde el imperio del universo. Siendo Cristo el alfa y la omega, el principio y el fin de todo, no hay duda de su poderío supremo.

Visto superficialmente, el evangelio parece entrar en conflicto con las demás lecturas del día. De ninguna manera Jesús refleja ese poderío del Apocalipsis cuando está ante Pilato. Ése le pregunta confundido: “¿Entonces eres rey?” No se parece a los reyes y los gobernantes que conocemos. Cristo lo aclara: “Sí, soy rey, pero mi reino no es de este mundo.”

La verdad es que Jesús es un rey diferente. Gobierna con amor más que con los trucos de poder. Nos llama, invita y convence para que nos rindamos delante de él y para que extendamos su soberanía y gracia a toda nuestra vida, y a través de nosotros, al mundo entero.


Las lecturas para el Último Domingo después de Pentecostés (2018) son 2 Samuel 23:1-7; Salmo 132:1-13(14-18); Apocalipsis 1:4b-8; San Juan 18:33-37.







miércoles, 21 de noviembre de 2018

Reflexión Bíblica para la 26.ª Semana después de Pentecostés (2018)

Esta semana para la Reflexión Bíblica comparto la homilía que escribí en el sitio 《Sermones que iluminan》.

[RCL]: 1 Samuel 1:4-20; 1 Samuel 2:1-10; Hebreos 10:11-14, (15-18),19-25; San Marcos 13:1-8

“Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho”.

Las lecturas y las oraciones de hoy nos invitan a avivar nuestra esperanza en Dios y a nutrir nuestra fe con el mensaje de las Sagradas Escrituras. En ellas aprendemos de Dios quien siempre cumple su palabra y vela por el bienestar de cada persona que confía en Él.

La epístola que escuchamos hoy es un extracto de la Carta a los Hebreos, que así se llama porque hace muchas referencias a los detalles del Antiguo Testamento y a su sistema de culto con sacerdotes, levitas, ritos de purificación y varias clases de sacrificios....Más aquí .


miércoles, 14 de noviembre de 2018

Reflexión Bíblica para la 25a Semana después de Pentecostés (2018)

Esta semana leemos el relato de la viuda que dio todo lo que tenía como una ofrenda al tesoro del templo (S. Marcos 12:41-44). Muchas veces usamos este pasaje para enseñar el valor relativo de las ofrendas, que es más valioso dar lo poco que uno tiene que dar mucho de lo que a uno le sobra. Y así es; sin embargo, hay otra lección que podemos extraer de este texto.

Esta lección es que no hay nadie que no puede ofrecer una contribución a la obra de Dios. Para la sociedad, la viuda no gozaba de ninguna importancia: Era una mujer pobre sin marido y sin dinero. Nadie la tomaba en cuenta--solo Jesús la mira y la observa porque él la conoce y la ama, y él sabe que el Padre a ella le ha dado recursos que custodiar e invertir en el reino de Dios.  Como la viuda todos hemos recibido dones, talentos y recursos de Dios para dedicar a la extensión del reino de los cielos, y por tanto todos tenemos algo que dar: Podemos ofrendar el mucho o poco dinero que tengamos, podemos orar y dar testimonio y podemos servir en la iglesia y en los lugares donde se atiende a los necesitados. Sin excepción todos podemos contribuir algo. Puede ser, como en el caso de la viuda, que nuestra pequeña ofrenda anónima y sin pretensiones sea la más importante y la más valiosa.


Las lecturas para el 25° Domingo después de Pentecostés (2018) son Rut 3:1-5, 4:13-17; Salmo 127; Hebreos 9:24-28; San Marcos 12:38-44. 

No se olvide de seguir "El Cura de Dos Mundos".

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Reflexión Bíblica para la 24ª Semana después de Pentecostés (2018)

Imagen de Rut, artista desconocido
No me pidas que te abandone y que me separe de ti, pues iré adonde vayas y viviré donde vivas, que tu pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi Dios. (Rut 1:16 BHA)

Los buenos predicadores pueden aprovechar el libro de Rut para hablar sobre muchos temas de la fe cristiana. Históricamente, se ha usado para enseñar sobre la necesidad de salvación, el valor del Redentor (viendo a Booz como modelo de Cristo), la importancia de la fe de las mujeres y la inclusión de los no judíos al pueblo de Dios entre otros temas importantes. Con estudio y preparación cualquiera puede extraer un buen mensaje de este libro veterotestamentario.

Este domingo nuestra celebración dominical dio sitio a la administración del Santo Bautismo y a un acto de la Primera Comunión con varios niños. Aproveché la lectura de Rut para enseñar sobre nuestro compromiso de seguir a Jesucristo. Las palabras de Rut a su suegra son la expresión del sentimiento de todo creyente sincero que ha sido llamado por Dios a un encuentro con Cristo: Iré adonde tú vayas, viviré donde vivas, pues tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios

¡Qué lealtad! ¡Qué fidelidad! Representa el sentido de nuestros votos bautismales cuando los entendemos bien:
¿Te entregas a Jesucristo y le aceptas como tu Salvador?
     Sí, me entrego y le acepto.
¿Confías enteramente en su gracia y amor?
    Sí, confío.
¿Prometes seguirle y obedecerle como tu Señor?
    Sí, lo prometo.

El resumen de la Ley, con su llamado a amar a Dios y al prójimo, que escuchamos en el evangelio del día también tendrá mucho que decir con respecto a los votos bautismales, pero la devoción y la confianza de Rut en su suegra y el Dios de Israel nos enseñarán lo que es tener fe en nuestro Señor. 

El sermón habrá logrado el efecto deseado, pues el candidato para el bautismo, de solo cuatro años, se presentó espontáneamente cantando "He decidido seguir a Cristo".  


Las lecturas para el 24º Domingo después de Pentecostés y Domingo de Todos los Santos (2018) son Rut 1:1-18; Salmo 146; Hebreos 9:11-14; San Marcos 12:28-34.