Les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús,
nuestro Señor, que se pongan todos de acuerdo y terminen con las divisiones;
que encuentren un mismo modo de pensar y los mismos criterios. (1 Corintios
1:10)
Las lecturas de esta semana nos instan a buscar y preservar la unidad de la
Iglesia. Escribiendo a los corintios, el apóstol Pablo critica fuertemente a la
tendencia humana de dividirse en grupos y círculos de influencia y de buscar
perfilarse entre los papales de liderazgo. La
Iglesia no es ni de Pablo, ni de Juan, ni de Apolo. Es de Cristo y la Iglesia de Cristo debe ser una porque
Cristo, la cabeza de la Iglesia, es uno.
Esta unidad esencial debe ser un motor dinámico para realizar la misión común que el
Señor nos ha dado. Tal misión es invitar la humanidad a Cristo, o para usar las
palabras del Señor, ser “pescadores de hombres”.
Las Lecturas son Isaías 9:1-4;
Salmo 27:1, 5-13; 1 Corintios 1:10-18; San Mateo 4:12-23.
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