Ya viene la fiesta de San Bernabé Apóstol (11 de junio), ocasión sumamente
anglicana, ecuménica y chipriota a la vez.
Es anglicana por ser fiesta mayor,
sólo inferior en categoría a las fiestas de nuestro Señor Jesucristo, en el
calendario del Libro de Oración Común. Durante la reforma inglesa se
suprimieron una cantidad grande de conmemoraciones que encubrían a las
festividades de personajes bíblicos y apostólicos como Bernabé. El arzobispo Cranmer
quiso elevar el honor dado a los Apóstoles y figuras del Nuevo Testamento por
encima de hombres o mujeres de los tiempos más recientes, pues gozaron de una
vocación única y permanente en la dispensación cristiana. Bernabé en particular tiene muchísima
importancia para los anglicanos por ser “el hijo de consuelo” que identificó a San
Pablo para abrir la obra misionera entre los gentiles y lo animó y apoyó en
esta tarea.
Es fiesta ecuménica por conmemorar los cimientos apostólicos de toda la
Iglesia cristiana, especialmente para las ramas que han mantenido la sucesión
ministerial con la imposición de manos que comenzó con hombres como Pedro,
Pablo y Bernabé. Por ejemplo, la Iglesia Ortodoxa de Chipre ve en Bernabé su
primer obispo y fundador apostólico, tal como lo dicen los Hechos de los Apóstoles. Cada templo ortodoxo en la isla posee una
sede episcopal encabezada con ícono de este apóstol. Los católicos romanos también
observan la fiesta de San Bernabé el 11 de junio como nosotros los anglicanos y
tienen un ministerio en Chipre con buenas relaciones con los ortodoxos. Hay
iglesias anglicanas en Chipre (¿lo sabía usted?) que también gozan de buenas
relaciones con la iglesia chipriota. De
hecho en un acto magnánimo, la Iglesia Ortodoxa de Chipre ofreció la basílica
cristiana más antigua de su país para el uso de sus hermanos católicos romanos
y anglicanos. Los tres grupos del cristianismo histórico presentes en la isla comparten
un mismo templo y un mismo y único Señor.
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