El ciclo de Todos los Santos nos puede enseñar mucho sobre nuestra unión
con Cristo y nuestros hermanos en la fe, pero se necesita entender todas las
partes para entender el ciclo entero.
Veámoslo parte por parte—
1.
Las
Vísperas de Todos los Santos o Halloween
(31 de octubre). Se trata de una celebración de diversiones y actividades con
simbolismos cuyo significado prácticamente se olvida en la actualidad pero que
refleja la victoria de Jesucristo sobre los poderes del mal y sobre la muerte. Es una ocasión que ofrece muchas
oportunidades evangelizadoras a nuestras
iglesias.
2.
El
Día de Todos los Santos (01 de noviembre). Ésta es la festividad principal y
celebra la victoria de Cristo manifestada en las vidas de los santos, los
hombres y las mujeres transformados por la gracia de Dios. Podemos pensarlo
como la “reunión familiar” de la familia de Dios, ocasión llena de la
expectativa de la gloria de la resurrección que Cristo ha prometido a todos los
que se han unido a él por fe en su Nombre.
Esta familia divina incluye los santos más conocidos como la Santísima
Virgen, los Apóstoles y los Mártires de gran renombre. También incluye los
santos de todos los tiempos que son desconocidos totalmente, pero no olvidados
para Dios.
3.
El
Día de los Fieles Difuntos o Día de los Muertos (02 de noviembre). Surgió como
extensión del Día de Todos los Santos para recordarnos que por la Sangre de
Cristo hay lugar en el reino de Dios para todos los creyentes arrepentidos,
incluso los menos heroicos. Éstos tampoco son olvidados para Dios y para su
Iglesia. Son miembros de la familia y los recordamos con agradecimiento al
Señor.
Lo que
se debe entender por encima de todo es que la celebración de Todos los Santos
es para expresar nuestro gozo y nuestra gratitud por ser hijos adoptivos del
Padre y miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo, que formamos todos los
bautizados y que somos una sola familia unida por el amor y la gracia de Dios.
Dios todopoderoso tú has
entrelazado a tus elegidos en una sola comunión y hermandad en el cuerpo
místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo
sigamos a tus benditos santos en toda virtuosa y santa vida que alcancemos los
gozos inefables que tú has preparado para los que te aman sinceramente; por
Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo
Dios, en gloria sempiterna. Amén.
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