martes, 15 de noviembre de 2016

Reflexión bíblica para el 26º después de Pentecostés (13-11-16)


Las Sagradas Escrituras nos ofrecen dos visiones del mundo: Una es del mundo futuro perfeccionado por la justicia divina con la gracia de Dios; es un mundo libre de violencia, hambre, y malos entendidos.  El león y el cordero se acostarán juntos…y un niño los guiará en el monte sagrado del Señor. La otra visión es del mundo que espera la intervención de Dios para poder llegar a ese monte sagrado. Habrá señales y portentos en el cielo.
La lección que debemos tomar es que el mundo de paz será un regalo de Dios, será el resultado de su poder y su justicia y no los del hombre. El Señor mismo construirá su monte sagrado. (Cualquiera construido por los seres humanos tendrá que llamarse el Segundo Babel y asimismo caerá.) Los cristianos somos pregoneros de la justicia de Dios. Proclamamos que la justicia divina vendrá y pondrá orden al universo.  Así damos esperanza a los débiles y a los marginados, pues tenemos la certeza que Dios siempre es fiel a su palabra y escuchará a los que confían en él.   
Las lecturas fueron Isaías 65:17-25; Primer Cántico de Isaías (Is. 12:2-6); 2 Tesalonicenses 3:6-13; San Lucas 21:5-19.

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