
La lección que
debemos tomar es que el mundo de paz será un regalo de Dios, será el resultado
de su poder y su justicia y no los del hombre. El Señor mismo construirá su
monte sagrado. (Cualquiera construido por los seres humanos tendrá que llamarse
el Segundo Babel y asimismo caerá.) Los cristianos somos pregoneros de la
justicia de Dios. Proclamamos que la justicia divina vendrá y pondrá orden al universo. Así damos esperanza a los
débiles y a los marginados, pues tenemos la certeza que Dios siempre es fiel a
su palabra y escuchará a los que confían en él.
Las lecturas fueron
Isaías 65:17-25; Primer Cántico de Isaías (Is. 12:2-6); 2 Tesalonicenses
3:6-13; San Lucas 21:5-19.
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