El liderazgo es un tema de gran importancia para la vida de la Iglesia y se
han escrito muchos libros sobre este tema, sin embargo estos libros ponen poca
atención a lo que dice la Biblia acerca del quehacer de los líderes cristianos.
Ofrezco unas notas sobre el liderazgo que hace unas semanas impartí en la forma
de un discurso a un grupo de líderes laicos. Se basa en la exhortación a los
líderes encontrada en la primera epístola de San Pedro.
Me dirijo a los responsables de las comunidades de
ustedes, yo, responsable como ellos, que fui testigo de la pasión del Mesías y
experimenté la gloria que va a revelarse: cuiden del rebaño de Dios que tienen
a su cargo, miren por él, no por obligación, sino de buena gana, como Dios
quiere; tampoco por sacar dinero, sino con entusiasmo; no tiranizando a los que
les han confiado, sino haciéndose modelos del rebaño. Así, cuando aparezca el
supremo Pastor, recibirán la corona imperecedera de la gloria. (1 Pedro 5:1-4, Biblia
traducida por Luis Alonso Schökel y Juan Mateos)
Me dirijo a los responsables de las comunidades…Pedro exhorta a los responsables de las
comunidades. En este caso los presbíteros o ancianos que enseñaban y dirigían
el culto fueran la audiencia inmediata del mensaje, pero aplica a toda clase de
líder: Miembros de comisiones y comités, sus presidentes y coordinadores,
guardianes, maestras de la escuela dominical, dirigentes de jóvenes y cualquier
persona que sirve a Dios en su Iglesia.
Cuiden del rebaño de Dios…El trabajo del líder cristiano es el campo
pastoral. Es el lugar de las ovejas y las cabras. Los líderes están llamados a pastorear al
rebaño. Tienen que cuidar a lo que no es su propiedad. El rebaño y las ovejas son de
Dios, son del Señor. La obligación de los ministros es velar por las ovejas del Dueño y buscar
su bienestar. Cuidarlas requiere que se las respete y que se las proteja. No es
maltratarlas.
No lo hagan por obligación, sino de buena gana… La actitud del líder también importa.
Para que cumpla con su tarea necesita tener buena actitud y buen ánimo. Uno no
puede servir a Dios de pura obligación. Hay que querer servir. Hay que darse
cuenta que es un gran privilegio ejercer la responsabilidad.
Tampoco hay que hacerlo por sacar dinero, sino con
entusiasmo… Los libros
seglares acerca del liderazgo llaman a los líderes para que piensen en la
eficiencia y la efectividad de sus empresas. Lo que importa son las ganancias
financieras. El líder cristiano al contrario tiene que meditar en cómo invertir
los recursos para la extensión del reino de Dios. Tiene que gozar de prosperar
al rebaño más que a su bolsillo.
No tiranizando a los que les han confiado…
El mundo del éxito empresarial muchas veces promociona el magnate como la
persona grande que domina a toda la competencia. A menuda el que se cree el más
fuerte, el que más grita parece ser el mejor de todos, pero así no es entre el
pueblo de Dios. Nos acordamos que, según Jesús, el más importante es el siervo
de los demás. Ricos o pobres, hemos de ser humildes delante de Dios y delante
de nuestros hermanos. No existimos para dominar a otros o para tiranizarlos. Por
eso también dice, Cúbranse de humildad, porque Dios se enfrenta con los
soberbios, pero concede gracia a los humildes. Existimos para amar y cuidar
a las ovejas del Señor hasta que venga el Pastor principal.
Así, cuando aparezca el supremo Pastor… El apóstol no nos amenaza, sino nos
exhorta y nos anima con el recuerdo de las promesas de Cristo el verdadero
pastor de nuestras almas. Si servimos fielmente Jesucristo nos promete no solo
un pago o una recompensa financiera. Nos ofrece la victoria, la corona de
gloria. Es un premio más valioso que cualquier cheque o salario: ¡Es la vida
eterna!
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