Herejía: Una historia de defender la verdad |
No recomiendo a las herejías, pero es cierto que siempre llaman la atención de cualquiera que se pone a estudiar
la historia del cristianismo y que la cultura popular de recientes años ha
promovido a las herejías antiguas como un tema de moda. Sólo tenemos que pensar en las novelas de Dan
Brown y la popularización no-crítica de textos como los llamados “evangelios”
de Judas y Tomás que no son evangelios ni en su forma ni en su contenido .
A pesar de toda la evidencia histórica, los medios nos venden la idea que
la ortodoxia es algo árido que ha logrado sofocar a la creatividad y la
libertad del ser humano, y se ha creado una clase de historia alternativa del
cristianismo en que antiguas versiones de los corrientes intelectuales de hoy
fueron eliminadas por bastiones de poder y conveniencias políticas. Es claro al
estudiante serio que esta “historia alternativa” es puro invento de los que por
algún motivo u otro rechazan a la fe cristiana.
Se me ha ocurrido en varios momentos escribir sobre las herejías, de cómo
se desarrollaron y porqué son tan peligrosas. Quizá lo haré algún día. Mientras
tanto al lector quiero recomendarle un libro excelente escrito por Alister
McGrath, un intelectual del Norte de Irlanda y presbítero de la Iglesia de
Inglaterra. El libro es Heresy: A
History of Defending the Truth (Herejía: Una historia de defender la
verdad). McGrath reexamina el origen de las herejías y rechaza algunas hipótesis
comunes.
En primer lugar Heresy desmitifica la noción moderna que las
herejías antiguas fueron grandes ejemplos del progresismo que cayeron a la
fuerza de una Iglesia poderosa y conservadora. Los estudios históricos más objetivos de
recientes años han mostrado que muchas de las herejías antiguas fueron más
rigoristas en su disciplina y más conservadoras que los cristianos ortodoxos de
sus épocas. (Podemos citar a los
montanistas, los donatistas y los arrianos para dar buenos ejemplos.) De hecho fueron
los ortodoxos los que insistieron siempre en extender la gracia de Dios y el
perdón a todos y la mayoría de las herejías se idearon cuando no había autoridad centralizada entre los cristianos y cuando aún no poseían poder politico.
Segundo, McGrath trata de cambiar nuestra idea de cómo surgieron las
herejías. Según él las herejías empiezan
como exploraciones intelectuales de nuestra fe. Tal exploración es necesaria para mantener una
fe viva y relevante y por tanto no debemos condenar a los que interactuar con
la fe en el campo intelectual o que nos proponen nuevos formularios y
expresiones de ella.
El problema es muchas de estas rutas
de exploración lógicamente no llevan a ningún lado y resultan en un
empobrecimiento intelectual del cristianismo, tal como el pelagianismo y las
posturas anti-trinitarias de algunos grupos en la periferia del cristianismo. No
todas las ideas son buenas, no todas sirven y existe el riesgo—contra toda
buena intención— de debilitar el vigor de la fe con ideas erróneas y contraproducentes.
Cualquier idea que debilita la fe o que
contradice a sus fundamentos claros es una herejía y es el papel de la Iglesia
como el pueblo de Dios de discernir y avisar a los fieles para que eviten
caminar por estas calles sin salida. Por eso la Palabra de Dios nos exhorta a
examinarlo todo y retener lo bueno (1 Tesalonicenses 5:21).
Recomiendo que todos examinen Heresy: A History of Defending the Truth
porque descubrirán mucho que retener.
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