¿Por qué decir “el
cura”?
Ayer uno de los
estimados lectores me preguntó por qué uso
el término “cura” para hablar de los clérigos de nuestra iglesia. Me pidió también
explicar el uso de esta palabra en las traducciones del Libro de Oración Común.
Aquí va el intento…
En primer lugar,
yo uso la palabra “cura” por economía. El español es mi segunda lengua y para
mí es más fácil pronunciar cu-ra que pres-bí-te-ro o sa-cer-do-te.
En años
posteriores con reformas eclesiásticas que obligaron a los clérigos a quedarse
en sus parroquias, la palabra “curate” llegó a significar un diácono o sacerdote
joven que sirve de asistente bajo la tutela de un clérigo más experimentado
antes de ser titular en una iglesia propia. A veces existe una confusión por la
diferencia de usanza entre la liturgia anglicana
oficial y el lenguaje moderno.
Quiero
darles un consejo a los líderes de la iglesia. Yo también soy líder como ellos,
y soy testigo de cómo sufrió Cristo. Además, cuando Cristo regrese y muestre lo
maravilloso que es él, disfrutaré de parte de su gloria. Mi consejo es el siguiente: Cuiden ustedes de las
personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas,
como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo
por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni
para ganar dinero. No traten a los que
Dios les encargó como si ustedes fueran sus amos; más bien, procuren ser un
ejemplo para ellos. Así, cuando regrese
Cristo, que es el Pastor principal, ustedes recibirán un maravilloso premio que
durará para siempre. (1 Pedro 5:1-4-TLA)
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