Consagración matutina
Escúchanos, O Luz
que nunca falta, O Señor Dios nuestro, nuestra única Luz, Fuente de Luz, Luz
de tus ángeles, tronos, dominaciones, principados, poderes y de todo ser
inteligente. Tú que has creado la luz de tus santos, escucha nuestra oración.
Haz que nuestras
almas sean como lámparas tuyas, prendidas e iluminadas por ti. Que resplandezcan
y ardan con la verdad, y que nunca
se terminen sólo en cenizas y oscuridad.
Haz que seamos tu
habitación, brillando contigo, brillando en ti; que replandezcamos y no nos apaguemos;
que te adoremos por todos los siglos. Concede que en ti estemos siempre encendidos
y nunca apagados.
O Dios nuestro,
haz que, llenos del esplendor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, resplandezcamos
por dentro con tu luz para poder expulsar la oscuridad de nuestro pecado y que esta luz habite en nuestro corazón por
siempre. Amén.
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