jueves, 10 de enero de 2013

Visitas a los Enfermos

Como pastor de almas, tengo la responsabilidad de visitar a los enfermos, sea en sus casas o en el hospital. Gracias a Dios-- No es algo que hago todos los días, pero, sí, lo suficiente para reflexionar un poco sobre este aspecto del ministerio sacerdotal.

Se puede decir que la visita pastoral a los enfermos es parte esencial del ministerio cristiano porque Cristo atendió a los que sufrían de malestares, enfermedades y dolencias tanto físicas como espirituales. Él vio más allá del padecimiento físico sin ignorarlo. Entendió muy bien que la salud emocional y espiritual está vinculada con la salud del cuerpo. Cristo sanó a ambos aspectos del ser humano. Por eso para continuar el ministerio de Cristo se necesitan ambos médicos y sacerdotes.
 
En la actualidad, el sacerdote normalmente no es médico por educación.  No receta ni pastillas ni inyecciones. Trabaja con la Biblia, el óleo y a veces el pequeño kit de llevar la Comunión. Igual al médico tiene que escuchar, diagnosticar y ofrecer consejo. (Igual que al médico no siempre le hacen caso.) El sacerdote ofrece la oración antes, durante y después de visitar a los enfermos. Allí puede dar un ejemplo de cómo orar sencillamente y dar gracias a Dios por las bendiciones con que se cuentan. Al impartir la bendición, puede dar voz a la presencia del Señor que consuela y anima nuestros corazones. Así puede cumplir lo que el Señor Jesús dijo a sus discípulos: Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. (San Mateo 10:8)

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