El amor de Dios es grande--muy grande y eso se proclama en la Navidad.
Siempre pienso que perdemos mucho en las celebraciones actuales de la Navidad principalmente porque las anticipamos las fiestas tanto que ya no podemos celebrar los días navideños con tranquilidad. De hecho, sigue siendo Navidad pero la genta ya no dice "Merry Christmas", "Buon Natale" o "Feliz Navidad". Ya guardaron los adornos y hoy vuelven al trabajo como nada.
Lo que perdemos de vista es que el mensaje de la Encarnación de Dios en Jesucristo es que Dios nos ama de verdad y no de mentirillas. Nos ama tanto que quiso solidarizarse con nosotros y tomar el lugar de nuestra vida para que nosotros pudiéramos tomar parte de su vida, pues Dios quiere que seamos sus hijos. Así dice 1Juan 3--Miren de qué manera el Padre nos ha amado, que nos llamamos hijos de Dios...Amados, ahora somos los hijos de Dios, y todavía no se ve lo que seremos, pero sí sabemos que cuando el se manifieste, seremos como él, pues lo veremos tal como es.
Ahora somos hijos de Dios--¡Qué noticia! ¡Qué regalo! ¡Qué amor tan grande!
¡Feliz Navidad!
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