La lectura de 1
Samuel 15:34-16:13 es una de las citas principales para entender el personaje
de David en la tradición bíblica porque se trata de la elección de David por
Dios mismo. Se establece que el rey David (y por tanto su descendencia) fue
elegido por mandato divino para gobernar su pueblo. Esta elección comparte
varios detalles con la elección de Israel para ser el pueblo Dios:
- Hubo un rechazo del poder previo por su desobediencia. Las naciones de la antigüedad
abandonaron al Creador siguiendo el camino de la idolatría y por tanto
fueron rechazados por Dios (Cf. Romanos 1:18-25). Saúl desobedeció a Dios y
perdió su legitimidad (1 Samuel 16:1).
- No es elegido por su grandeza o apariencia física. Las otras naciones siempre eran más
grandes de Israel y los hermanos de David eran mayores y más grandes que él,
pero entre los pueblos e imperios de su tiempo el Señor eligió a Israel (Deuteronomio 14:2). Dios mira el corazón y no las apariencias y por eso seleccionó
a David a pesar de ser el más pequeño (1 Samuel 16:7).
- Recibe el Espíritu de Dios como resultado de su elección. Al constituirse una nación cuando Israel
recibió la Ley también recibió el poder del Espíritu de Dios para cumplir
la misión que Dios le encomendó (Números 11:25). David recibió el Espíritu
que “estuvo sobre él poderosamente” (1 Samuel 16:13).
Unción de David, 3er Siglo |
Los paralelos
entre David y el pueblo de Israel aumentan con la lectura de otros pasajes
davídicos en el Antiguo Testamento. Para los cristianos es esencial entender el papel de David en la
Biblia, pues en el Nuevo Testamento Jesús es presentado como heredero del
linaje de David y el cumplimiento de las promesas de Dios hacia David y el pueblo
de Israel. En resumen, para entender a Jesús tenemos que aprender más sobre
David.
Las lecturas para el Cuarto Domingo después de Pentecostés (2018) son 1 Samuel 15:34-16:13; Salmo 20; 2 Corintios 5:6-10(11-13)14-17; San Marcos 4:26-34.
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