miércoles, 20 de junio de 2018

Reflexión Bíblica para la Cuarta Semana después de Pentecostés (2018)

El domingo recién pasado fue el Día del Padre en los Estados Unidos y en algunos otros países y, aunque no se trata de una conmemoración litúrgica, decidí predicar sobre el tema de la paternidad. Eso fue inusual porque tengo la costumbre de siempre predicar en base del leccionario o la fiesta en el calendario eclesiástico.  Lo que sigue es una reflexión sobre las similitudes entre la elección del rey David y la del pueblo de Israel basada en la primera lectura del día.

La lectura de 1 Samuel 15:34-16:13 es una de las citas principales para entender el personaje de David en la tradición bíblica porque se trata de la elección de David por Dios mismo. Se establece que el rey David (y por tanto su descendencia) fue elegido por mandato divino para gobernar su pueblo. Esta elección comparte varios detalles con la elección de Israel para ser el pueblo Dios:

  1. Hubo un rechazo del poder previo por su desobediencia. Las naciones de la antigüedad abandonaron al Creador siguiendo el camino de la idolatría y por tanto fueron rechazados por Dios (Cf. Romanos 1:18-25). Saúl desobedeció a Dios y perdió su legitimidad (1 Samuel 16:1).
  2. No es elegido por su grandeza o apariencia física. Las otras naciones siempre eran más grandes de Israel y los hermanos de David eran mayores y más grandes que él, pero entre los pueblos e imperios de su tiempo el Señor eligió a Israel (Deuteronomio 14:2). Dios mira el corazón y no las apariencias y por eso seleccionó a David a pesar de ser el más pequeño (1 Samuel 16:7).
  3. Recibe el Espíritu de Dios como resultado de su elección. Al constituirse una nación cuando Israel recibió la Ley también recibió el poder del Espíritu de Dios para cumplir la misión que Dios le encomendó (Números 11:25). David recibió el Espíritu que “estuvo sobre él poderosamente” (1 Samuel 16:13).

Unción de David, 3er Siglo
Los paralelos entre David y el pueblo de Israel aumentan con la lectura de otros pasajes davídicos en el Antiguo Testamento. Para los cristianos es esencial entender el papel de David en la Biblia, pues en el Nuevo Testamento Jesús es presentado como heredero del linaje de David y el cumplimiento de las promesas de Dios hacia David y el pueblo de Israel. En resumen, para entender a Jesús tenemos que aprender más sobre David.  

Las lecturas para el Cuarto Domingo después de Pentecostés (2018) son 1 Samuel 15:34-16:13; Salmo 20; 2 Corintios 5:6-10(11-13)14-17; San Marcos 4:26-34. 

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