Ustedes
no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les
he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca.
Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Esto,
pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros.(S.
Juan 15:16,17)
Cortesía: "Sten" |
La
palabra “rogativas” se trata de oración y en específico se
trata de suplicar, o rogar, al Señor por las necesidades de la
humanidad. Durante la eucaristía del Sexto Domingo de Pascua siempre
escuchamos una u otra de las lecturas en que el Señor nos invita a
pedir al Padre en su nombre, y de esta práctica surgió la tradición
de cantar o recitar las letanías, con su refrán “Te rogamos,
Señor”, en los días de esta semana.
Algo
que podemos observar de la lectura de San Juan es cómo Jesús vincula
la oración y el fruto de la vida cristiana con el mandamiento de
amar. La implicación de sus palabras es que sin el amor no podemos
orar debidamente, y si no oramos debidamente, no podemos producir
ningún fruto duradero. Si amamos, oraremos bien y nuestras vidas
producirán mucho fruto permanente en que Dios se complacerá.
Sin
el amor que obedece y honra al Padre, estamos laborando sólo con
nuestros talentos y habilidades naturales. Éstos producirán
efectos, pero serán efímeros y pasajeros por faltar el elemento
esencial de la espiritualidad cristiana—el amor al prójimo.
Las
lecturas para el Sexto Domingo de Pascua (Domingo de Rogativas) 2018
son Hechos 10:44-48; Salmo 98; 1 San Juan 5:1-6; San Juan 15:9-17.
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