Envías tu Espíritu y
son creados y así renuevas la faz de la tierra. (Salmo
104:30)
El relato de lo que
ocurrió cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo describe
una serie de fenómenos intrigantes, tanto para el lector de hoy como
para los que presenciaron el evento: Un ruido, un viento
huracanado, las voces galileas que simbólicamente hablaban las
lenguas del mundo y la valentía los hasta entonces cobardes
seguidores de Jesús.
¿Qué
pasa? ¿Estarán borrachos con vino nuevo? Todo exige una
explicación. Pedro no dudó en proveerlo. Hombres de Judea y habitantes de Jerusalén, que sepan... Era el cumplimiento de lo
prometido por los profetas y por el Señor Jesús. Esto era la venida
del Espíritu Santo, enviado por el Jesús tal como él había
anunciado antes de su Ascensión al cielo:
Yo se lo enviaré...Cuando venga el Espíritu de la
verdad, él los guiará a toda verdad. Dios
estaba haciendo algo nuevo y chocante. Jesús sufrió la crueldad de
los impíos, pero el Padre lo vindicó y lo exaltó para mostrar la
verdad de su Palabra, y para dar poder a sus discípulos para anunciar
su mensaje al mundo entero, envió al Espíritu renovador.
Las
lecturas para la Fiesta de Pentecostés (2018) son Hechos 2:1-21 o
Ezequiel 37:1-14; Salmo 104:25-35,37; Romanos 8:22-27 o Hechos
2:1-21; San Juan 15:26-27, 16:4b-15.
No hay comentarios:
Publicar un comentario