Las lecturas leídas este domingo nos recuerdan que la espiritualidad
cristiana es sumamente práctica. El
Señor Jesucristo nos invita a seguirle pero no por un camino alejado de las necesidades
del mundo. Nos invita a seguirle por el camino de la cruz. El que
quiere ser mi discípulo que se niegue a sí mismo, cargue su cruz y que me siga.
No es una invitación a la euforia permanente.
Es un llamado a enfrentar las realidades de nuestra situación peregrina: el
pecado, el mal y la injustica. El Apóstol Pablo expresa el mismo sentir en
términos concretos, exhortándonos no sólo a orar por los demás sino también a
hacer nuestras las necesidades de los demás. Más todavía, nos llama a buscar la
paz y la armonía con todos, pues estamos llamados a servir y a dar a todos,
incluso a los que nos han tratado mal. Es así que podemos vencer el mal con el
bien.
Las lecturas para el 13º
Domingo después de Pentecostés (2017) son Jeremías 15:15-21 (o Éxodo 3:1-15);
Salmo 26:1-8 (o Salmo 106:1-6,23-26,45c); Romanos 12:9-21; San Mateo 16:21-28.
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