La misericordia Dios no puede limitarse a un solo grupo, pueblo, raza o nación; es para todos los pueblos, pues ante Dios todos los pueblos son iguales. Ninguno puede ser superior a otro porque todos están en la misma condición, sujetos a la desobediencia y la frustración por el pecado. En el Antiguo Testamento el profeta Isaías anuncia que el Señor llamará a todas las naciones y aceptará a todos los que le honren y guarden sus preceptos y el Apóstol Pablo explica que la gracia de Dios se ha manifestado para beneficio de todos según el plan divino establecido desde la eternidad. Al Padre celestial le ha complacido llamar por medio de Cristo a judíos, samaritanos, cananeos, griegos, romanos y personas de toda clase, condición, color y lengua.
Las lecturas para el
Undécimo Domingo después de Pentecostés (2017) son Isaías 56:1,6-8 (o Génesis 45:1-15);
Salmo 67 (o Salmo 133); Romanos 11:1-2ª,29-32; San Mateo 15:(10-20) 21-28.
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