“Ustedes han
escuchado que se dijo…”
Al ponerse a
enseñar a la gente, el Señor entendió nuestra necesidad humana de comenzar primero
con lo más básico. Comenzó con lo que la
multitud ya conocía. Comenzó con la ley, con la Torá: “Ustedes han escuchado
que se dijo…” No matarás….No cometerás
adulterio….No jures en falso… Todos habían escuchado de estos
mandamientos. Realmente en estas
enseñanzas no había nada nuevo. Siguiendo la manera de hablar del apóstol
Pablo, podemos decir que Cristo comenzó con “la leche” de la doctrina moral. No
escandalizó a nadie.
Pero de allí pronto
pasó a la “carne” de su mensaje. “Pero yo les digo que…” Si te enojas con tu hermano, ya lo has asesinado...Si miras a una mujer
con lujuria, ya cometiste el adulterio…Si juras por el cielo, o la tierra, si
quiera por tu propia vida, ya entraste en pecado. Para Jesús, la ley del amor requiere más que la ley de Moisés; y al leer el Sermón de la Montaña, debemos
acordarnos que el mismo Señor luego convertiría el mandamiento de amar al
prójimo como a sí mismo en “Ámense los
unos a los otros como yo les he amado.” No hay mayor estándar que éste.
Las Lecturas para
la Sexta Semana después de Epifanía son Eclesiástico 15:15-20; Salmo 119:1-8; 1
Corintios 3:1-9; San Mateo 5:21-37.
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