Ayer me
comprometí a escribir algo sobre el Sagrado Triduo (o Tres Días Sacros) al cual
entramos hoy—Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo. Goza de una
importancia muy grande en nuestra religión cristiana, pues se trata de la
Pasión de Señor Jesucristo. La sabiduría acumulada durante vente siglos y expresada como la tradición nos propone
examinar la Pasión escena por escena sobre los tres días. Hoy hablaré del
Jueves Santo.
Jueves Santo. El primer día del Triduo es el Jueves
Santo. Este día ofrece una variedad de temas tan grande que es difícil enfocarnos
en cada uno todos los años.
En ciudades
catedralicias por la mañana el obispo celebra la llamada “misa crismal” en que
consagra los tres óleos (de exorcismo, de los enfermos y el crisma) que se usarán
en los bautismos pascuales. Los presbíteros del cabildo y de la ciudad se reúnen
con él para poder llevar los óleos. En
tiempos muy recientes se ha convertido en una reunión en que los clérigos “renuevan”
sus votos de ordenación, pues bajo algunas interpretaciones a partir del siglo
XVI se toma el Jueves Santo como inicio del sacerdocio cristiano. Muchas diócesis ofrecen su misa crismal en
otro día de la Semana Santa por razones de conveniencia.
Otro tema que
resalta de las conmemoraciones del Jueves Santo es el lavatorio de los pies (o pedilavium).
Realemente esta práctica como acto litúrgico es de fabricación reciente.
Empezó como acto de humildad y reconciliación de los mayores hacia los menores
en los monasterios siempre fuera de la misa y no se practicaba en las parroquias.
Luego algunos reyes y miembros de la
nobleza instituyeron la práctica de distribuir dinero y comida, sólo a veces
con el lavatorio de pies. En todo caso
lavar los pies a otro es un signo y recordatorio de la humildad necesaria para
los seguidores de Cristo (Juan 13:14-15).
La institución
del Sacramento de la Santa Eucaristía es el motivo principal del Jueves Santo.
Conmemoramos la escena de la Última Cena del Señor (Lucas 22:14-23). Realmente debe ser una
ocasión emotiva para los cristianos. Es un momento de intriga y de compasión.
Vemos cómo el Señor amó a los doce hasta el final y a pesar de sus pecados y
defectos y a pesar de su falta colectiva de lealtad. Jesús les entrega una participación viva en
su Cuerpo y su Sangre. Toma la cena pascual judía y la convierte en la cena
pascual cristiana, así instituyendo algo nuevo con la entrega total de sí
mismo. Por tanto, la Iglesia confiesa que Cristo, nuestra pascua se ha
sacrificado por nosotros (1 Corintios 5:7).
Los otros actos
del Jueves Santo varían bastante de lugar en lugar. Normalmente se “desnuda” al
Altar, algo que fácilmente produce un simbolismo del maltrato del Señor tras su
arresto en el jardín (Marcos 14:65) . En algunos sitios llevan el Cuerpo de Cristo en procesión
a un altar de reposo donde los fieles mantienen una guardia de oración. Muchas
veces la pompa de la procesión y lo paradisiaco del altar de reposo, usualmente
cubierto de flores, se desentonan con la atmósfera de la Semana Santa.
Mañana veremos
al Viernes Santo…
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