viernes, 25 de marzo de 2016

El Sagrado Triduo—Sábado Santo y la Vigilia Pascual



Ésta es la tercera parte de la serie acerca del Sagrado Triduo de la Semana Santa. Hablamos del Sábado Santo.
El Libro de Oración Común de la Iglesia Episcopal incluye dos oficios particulares para el sábado de la Semana Santa. Son oficios muy distintos y tienen raíces distintas; sin embargo, no son incompatibles.

Sábado Santo. El primer oficio para el Sábado Santo es un rito muy sencillo para usar por las horas de la mañana. Solamente propone una liturgia de la palabra. Las lecturas cuentan del sepulcro de Cristo y su descenso al Hades, es decir al lugar de los muertos. En lugar de las intercesiones normales de la misa, se reza el texto del himno “En medio de la vida estamos en muerte” y todo termina con el Padrenuestro. Realmente es un oficio fúnebre para el Señor para acordarnos que descansó en aquel sábado y que la gente lamentó su muerte. Son muy pocos los lugares que observan el día con el este oficio.

La Gran Vigilia Pascual. El segundo oficio para el Sábado Santo es la Gran Vigilia Pascual. El LOC actual ha restaurado el uso de una vigilia para esperar el anuncio de la Resurrección. Es una liturgia complicada y extensa que no sufre muy bien las opciones de reducir su contenido. (Siempre pienso en las Vigilias que organizaba para cientos de personas en la catedral de la diócesis de Honduras. Siempre nos quedábamos hasta la una o las dos de la mañana y compartíamos tamales y café.)
Básicamente la vigilia se divide en dos partes.

Primera parte.  La liturgia da inicio con la bendición del fuego y la procesión al templo con el cirio pascual y canto del Exsultet por el diácono. Siguen hasta nueve lecturas del Antiguo Testamento. Éstas simbolizan el misterio de Cristo en figuras de la Antigua Alianza. Cada lectura va acompañada por un cántico o salmo y una oración. (Para alargar el rito—y así extender la vigilia toda la noche—se permite predicar una homilía después de cada lectura.) Por tradición se procede a la administración del Santo Bautismo y la confirmación después de todas las lecturas. Si no hay bautismos, se hace la Renovación de los Votos Bautismales que es una innovación muy moderna pero comprensible, pues todo el rito debe tener un aire bautismal.

Segunda parte. El bautismo hace la transición temática que es esencial a la vigilia, pues representa el morir y resucitar con Cristo.  Terminados los bautismos, la segunda sección de la vigilia empieza, la misa pascual. Ahora se encienden las velas del altar y se canta el aleluya y el Gloria in excelsis y/u otros cánticos apropiados. También se tocan las campanas.  La misa procede como normal con su respectivos epístola y evangelio. El sermón se predica aquí o antes con los bautismos. Sigue la Oración de los Fieles y el resto de la misa como en cualquier celebración festiva. El Ritual para Ocasiones Especiales ofrece una bendición propia para la temporada de Pascua.

Se permite observar la Vigilia Pascual como un oficio del amanecer y algunas iglesias la terminan con un rico desayuno y actividades infantiles.
 Como ustedes saben, todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su muerte. Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. Una representación de su muerte nos injertó en él, pero compartiremos también su resurrección. (Romanos 6:3-5)
Deseo que todos pueden llegar a la Pascua de la Resurrección llenos del amor y la gracia de Dios.  

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