lunes, 20 de abril de 2015

El Evangelio de Ayer: ¡Qué Hambre!

El Evangelio para el Tercer Domingo de Pascua se encuentra entre los que sí dan hambre al lector:

Estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»  Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.  Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?  Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo.»  Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.  Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»  Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.  Lo tomó y comió delante de ellos.  (San Lucas 24:36-43)
A los que tenemos buen diente, la lectura da mucha esperanza, pues si el Señor resucitado comía tan rico, también nosotros lo haremos en la resurrección y el mundo venidero. ¿Por qué? Porque al igual dice la Escritura: Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es (1  Juan 3:2).  Es decir que todavía podemos esperar comer pescado frito con tajadas en el cielo con el Señor. ¡Qué rico!




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