Es Sábado Santo. Hoy estamos en las vísperas de la Resurrección. Ya revisé que todo
estuviera listo para la celebración de la Gran Vigilia Pascual: La leña está
puesta para la bendición del fuego nuevo, las velas están en su canasta y el
cirio en su base, los manteles más espléndidos están colgados, y los lirios ya
pintan y perfuman el área del altar. Son
momentos que disfruto en el silencio de la anticipación pre-pascual.
En este blog no comenté sobre los hechos ni de Jueves Santo ni de y Viernes Santo. Supongo
que no hacía falta tampoco. Para mí estas fechas hablan por sí solo. Lo que
dijera quedaría corto. Pero ahora se acrecienta el sentido gozoso de la Pascua—Los
aleluyas están al borde de brotar como las flores de la primavera. Ya pronto
diremos: ¡Aleluya! Cristo ha resucitado! ¡En verdad, el Señor ha resucitado!
¡Aleluya!
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