
La Carta a
los Hebreos compara la palabra de Dios con una espada de dos filos:
Es cortante y poderosa, puede cambiar el destino de personas y
naciones y puede transformar el mundo. Pienso que la gran mayoría de
los creyentes diría que ésa es una gran verdad. Profesamos una
bibliología muy elevada y una devoción a la Palabra de Dios.
El problema
es que resulta un conflicto entre lo que profesamos y lo que
practicamos. Decimos que amamos la palabra de Dios, pero la tratamos
de otra manera. Cual espada, la dejamos en su vaina, y como una
espada en su vaina, una Biblia no leída sirve para poco más que un
adorno.
Si creemos
que la Palabra de Dios es poderosa y que puede cambiar nuestras
vidas, tenemos que sacarla de su vaina, bajándola de su estante y
leyéndola. Así soltaremos el poder de esta palabra para que penetre
nuestros corazones y nos transforme en verdaderos seguidores de
Cristo, el Verbo eterno.
Las
Lecturas para el 21º Domingo después de Pentecostés (2018) son Job
23:1-9,16-17; Salmo 22:1-15; Hebreos 4:12-16; San Marcos 10:17-31.
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