miércoles, 17 de octubre de 2018

Reflexión Bíblica para la 21ª Semana después de Pentecostés (2018)

Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él; todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas. (Hebreos 4:12-15-DHH)

La Carta a los Hebreos compara la palabra de Dios con una espada de dos filos: Es cortante y poderosa, puede cambiar el destino de personas y naciones y puede transformar el mundo. Pienso que la gran mayoría de los creyentes diría que ésa es una gran verdad. Profesamos una bibliología muy elevada y una devoción a la Palabra de Dios.

El problema es que resulta un conflicto entre lo que profesamos y lo que practicamos. Decimos que amamos la palabra de Dios, pero la tratamos de otra manera. Cual espada, la dejamos en su vaina, y como una espada en su vaina, una Biblia no leída sirve para poco más que un adorno.

Si creemos que la Palabra de Dios es poderosa y que puede cambiar nuestras vidas, tenemos que sacarla de su vaina, bajándola de su estante y leyéndola. Así soltaremos el poder de esta palabra para que penetre nuestros corazones y nos transforme en verdaderos seguidores de Cristo, el Verbo eterno.

Las Lecturas para el 21º Domingo después de Pentecostés (2018) son Job 23:1-9,16-17; Salmo 22:1-15; Hebreos 4:12-16; San Marcos 10:17-31.

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