Esta semana, con
las historias del joven Samuel y del llamamiento de los primeros discípulos, el
Señor nos receta una serie de acciones para crecer en nuestra vida espiritual: Escuchar, seguir y ver.
Cristo llama a Felipe y Natanael |
Escuchar. La historia de Samuel describe cómo Dios
llamó al niño para que fuese profeta y vocero del mensaje divino; sin embargo,
Samuel no esperaba que Dios le hablara.
No reconocía la voz de Dios. Requirió que su mentor le enseñara a escuchar con
atención al Señor de Israel. Hoy en día también nosotros tenemos que aprender a escuchar a la voz del Señor que nos llama. Debemos aprender
a prestar atención a su palabra como la encontramos en la oración y en el estudio
de las Sagradas Escrituras.
Seguir. En el evangelio según San Juan, Jesús
llama a Felipe, diciendo, “Sígueme.” Igualmente, nosotros debemos aceptar esta invitación y seguir a
Jesucristo si queremos crecer espiritualmente. Seguir a Cristo da propósito y destino
a nuestra vida para que no andemos como ovejas perdidas porque él es nuestro
Buen Pastor que nos protege y guía. Siguiendo a Cristo vemos que no existe
razón de tener miedo—ni siquiera de la muerte—porque nos ha precedido en todo
para abrirnos el camino a la vida eterna.
Ver. Jesús invita a los discípulos a ver dónde
vive y qué hace y les dice que verán cosas todavía más grandes. Nos enseña que
debemos aprender a abrir los ojos y ver. Tenemos que aprender a ver lo que Dios
está haciendo en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Dios siempre está en acción, pero muchas veces
no nos damos cuenta porque no esperamos verlo. Cristo nos enseña que debemos
estar a la expectativa de ver a Dios y esperar que se manifieste.
Las lecturas para
el Segundo Domingo después de Epifanía (2018) son 1 Samuel 3:1-10 (11-20);
Salmo 139:1-5,12-17; 1 Corintios 6:12-20; San Juan 1:43-51.
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