miércoles, 5 de julio de 2017

Reflexión Bíblica para la Cuarta Semana después de Pentecostés (2017)


El pago del pecado es la muerte, pero el don de Dios es la vida eternal en unión con Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 6:23) El que recibe al mí recibe al que me envió. (Mateo 10:40b)

Cuando toca a pagos y recompensas, todos nos alegramos por nuestro deseo de recibir algún premio; no obstante, no debemos alegrarnos tanto. Las Sagradas Escrituras son explícitas al contarnos que todos hemos pecado y hasta parecemos esclavos del pecado por entregarnos tanto a su servicio. El servicio del pecado sólo nos lleva a la muerte espiritual. Sin embargo, Dios nos ofrece la libertad del pecado por medio su Hijo y nos da lo que no podemos merecer por nuestra cuenta: Nos da la gracia para servir a la justicia y para alcanzar la vida eterna cuando recibimos el Señor Jesucristo en nuestra vida y nos entregamos a su servicio.
Iglesia y antigua basílica de San Pablo, Cipre (c)2011 J. Lynch


Las lecturas para el Cuarto Domingo después de Pentecostés (2017) son Jeremías 28:5-9 ó Génesis 22:1-14; Salmo 89:1-4,15-18 ó Salmo 13; Romanos 6:12-23; San Mateo 10:40-42.

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