martes, 25 de julio de 2017

Reflexión Bíblica para la Séptima Semana después de Pentecostés (2017)


No sea que al arrancar la cizaña arranquéis con ella el trigo. (Mateo 13:29)
Trigo y Cizaña comparados 
Las parábolas del Señor Jesucristo contienen sus enseñanzas más importantes, aunque  a veces reflejan un método de enseñar que esconde a la vez que revela. En la parábola del trigo y la cizaña, Jesús explica cómo es que en el mundo encontramos el bien y el mal lado a lado: Dios creó un mundo lleno de bien pero el enemigo entró en el mundo para fomentar la rebeldía, como alguien que entra en un campo de trigo por la noche y siembra la cizaña.
Algo que a veces perdemos al leer esta lectura es que la cizaña y el trigo se parecen mucho.  Se parecen tanto y crecen tan cercanos que no se puede distinguirlos fácilmente y al querer arrancar la cizaña, se corre el riego de destruir el trigo. Por eso el dueño del campo manda que los siervos no la arranquen antes de tiempo, pues no quiere dañar la cosecha. 
La implicación de la parábola es que no nos corresponde a nosotros tratar de excluir a otros de la Iglesia de Dios, pues hasta el día de la cosecha no podemos distinguir los verdaderos “buenos” de los verdaderos “malos” y podemos hacer mucho daño tratando de purificar el campo por cuenta propia.
Las lecturas para el Séptimo Domingo después de Pentecostés (2017) son Sabiduría 12:13,16-19 (o Isaías 44:6-8), Salmo 86:11-17 (o Salmo 139:1-12,23-24); Romanos 8:12-25;  San Mateo 13:24-30,36-43.

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