No sea que al arrancar la cizaña arranquéis
con ella el trigo. (Mateo 13:29)
Trigo y Cizaña comparados |
Las parábolas del
Señor Jesucristo contienen sus enseñanzas más importantes, aunque a veces reflejan un método de enseñar que
esconde a la vez que revela. En la parábola del trigo y la cizaña, Jesús
explica cómo es que en el mundo encontramos el bien y el mal lado a lado: Dios
creó un mundo lleno de bien pero el enemigo entró en el mundo para fomentar la rebeldía,
como alguien que entra en un campo de trigo por la noche y siembra la cizaña.
Algo que a veces
perdemos al leer esta lectura es que la cizaña y el trigo se parecen mucho.
Se parecen tanto y crecen tan cercanos que no se puede distinguirlos fácilmente
y al querer arrancar la cizaña, se corre el riego de destruir el trigo. Por eso el dueño del campo manda que los siervos no la arranquen antes de tiempo, pues no quiere dañar la cosecha.
La implicación de
la parábola es que no nos corresponde a nosotros tratar de excluir a otros de
la Iglesia de Dios, pues hasta el día de la cosecha no podemos distinguir los verdaderos “buenos”
de los verdaderos “malos” y podemos hacer mucho daño tratando de purificar el campo por
cuenta propia.
Las lecturas para el Séptimo
Domingo después de Pentecostés (2017) son Sabiduría 12:13,16-19 (o Isaías
44:6-8), Salmo 86:11-17 (o Salmo 139:1-12,23-24); Romanos 8:12-25; San Mateo 13:24-30,36-43.
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