Ya no hay condenación alguna para los que están en
Cristo Jesús. (Romanos 8:1)
Según el profeta Isaías la Palabra de Dios siempre
es fecunda y abundante en sus
resultados, no regresa a su origen—el Padre—sin producir vida. En la parábola del sembrador Cristo
nos enseña que la genta reacciona de manera variada frente a la Palabra.
Algunos escuchan pero pierden su entusiasmo muy pronto, otros crecen por una
temporada y otros, como la tierra abonada, producen frutos espirituales en grandes
cantidades. ¿Y cuál es el mensaje de la
Palabra? El mensaje es que Dios—el único con derecho de condenar— no nos
condena sino que nos ama y nos perdona todos nuestros pecados. Nos llama a
formar parte de su familia y nos invita compartir la vida eterna con él por
medio de su Hijo Jesucristo. Este
mensaje es lo que llamamos el Evangelio, “la Buena Nueva” para todos los que
creen.
Las lecturas para el Sexto Domingo después de
Pentecostés (2017) son Isaías 55:10-13 (o Génesis 25:19-34); Salmo 65 (o Salmo
119:105-112); Romanos 8:1-11; San Mateo 13:1-9,18-23.
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