Esta semana de Pentecostés brinda la oportunidad para
compartir uno de los temas en que estoy trabajando para la educación continua. Es
el tema de la traducción de “Paraklētos” en el Evangelio según San Juan (14:16,
14:26, 15:26, 16:7).
¿Qué quiere decir Paraklētos? Ésta es una de las preguntas más importantes que
tenemos a la hora de interpretar el Cuarto Evangelio.
En un contexto cotidiano
sabemos que la palabra Paraklētos se
trata de un abogado legal, pues su uso seglar prácticamente se limita a contextos
forenses. Sin embargo el Evangelio de San
Juan no es un contexto normal y ninguna traducción bíblica al español de las que
conozco usa “abogado”. Algunos traductores
prefieren la palabra “Defensor” que, a pesar de venir del mismo ámbito judicial,
suena mejor en el contexto religioso. El
problema con estas traducciones es que aunque algunos estudiosos argumentan que
el Evangelio está construido como un caso legal con motivos forenses, las
situaciones en que Jesús lo menciona no
son las instancias precisamente judiciales.
Otra opción es
traducir Paraklētos como lo hacen algunas
versiones bíblicas que dicen “el Consolador”.
Los intérpretes con esta traducción quieren priorizar la parte emotiva
del discurso que Jesús pronuncia antes de ser arrestado (especialmente 14:16). También tiene la ventaja de reflejar uno de
los sentidos de un concepto del mismo campo semántico; es el concepto de “paraklēsis” que incluye aspectos de consolación y exhortación.
Aquí
el problema es que tampoco expresa en español todo lo que el evangelista quiere
expresar con su terminología, pues excluye los aspectos forenses. Sinónimos como “Consuelo”, “Protector” y “Valedor”
sufren la misma limitación.
Los intérpretes
que han intentado encontrar un vocablo original en arameo han descubierto que el
extranjerismo Paraklētos ya había
entrado directamente al hebreo rabínico y al arameo popular en la época de
Jesús, peor aún si lo usó como un nombre propio. Es decir que no nos
ayuda mucho para entender exactamente qué quiso decir.
¿Qué hacemos
entonces? Lo que podemos hacer es lo que hace la Biblia de Jerusalén y algunas
traducciones más formales y transliterar el griego Paraklētos al castellano “Paráclito” y usarlo como un nombre propio y personal del Espíritu
Santo. Sí, tendremos que seguir explicando en cada pasaje que aquí parece más
Abogado y allí parece más Consolador. En todo caso, Jesús mismo nos asegura que
este Paráclito es el Espíritu de Verdad que nos guiará a toda verdad (Jn 14:26).
No hay comentarios:
Publicar un comentario