El camino a Emaús nos enseña cómo conocer a Cristo mejor. De hecho nos da
dos maneras por las cuales podemos experimentar su presencia entre nosotros su
pueblo.
La primera manera que se
presenta es el estudio de la Palabra de Dios. Al caminar los discípulos con
Cristo, él les explica cómo los libros de la Biblia hebrea—nuestro Antiguo
Testamento—contaban la historia de su vida siglos antes de su nacimiento. Afirmó
que el verdadero mensaje de Moisés y los profetas era el anuncio de su
redención del mundo. Como ellos podemos escrudiñar el texto sagrado para entender mejor la persona y la misión del Señor.
En segundo lugar, vemos que Jesús se da a conocer en la
fracción de pan, o sea, la Eucaristía, pues el Señor repite las acciones
realizadas en la Última Cena. Toma el pan, da gracias, da el pan a los que están
en la mesa con él y con estas acciones vieron que Jesús estaba con ellos, dándose a conocer. De igual modo el Señor se manifiesta entre nosotros si tenemos fe para verlo.
Todos deberíamos aprovechar estas maneras de conocer a Cristo más
profundamente porque el estudio de la Palabra de Dios y la Santa Eucaristía son
dones e instrumentos de Dios para que su pueblo al igual de los antiguos discípulos crezca en gracia y verdad.
Las Lecturas para el Tercer Domingo de Pascua son Hechos 2:14ª-36-41; Salmo
116:1-3,10-17; 1 Pedro 1:17-23; San Lucas 24:13-35.
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