Serán mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta
los confines de la tierra. (Hechos 1:8)
Todo aspecto de la
vida de la Iglesia, movida por el Espíritu Santo, existe para dar testimonio de
Cristo en este mundo. Cuando celebramos
los sacramentos, proclamamos la muerte y
la resurrección de Jesús hasta que venga de nuevo. Cuando compartimos las
actividades de convivencia fraternal, mostramos que un mismo Padre nos ha
llamado a ser hermanos de su Hijo en una sola familia. Cuando atendemos a los
necesitados, proclamamos que nuestro Dios es el protector de viudas y huérfanos
y el auxilio de los que le invocan con
fe. Así que todas las actividades de la Iglesia
forman parte de nuestra misión principal: Ser testigos del amor de Dios en este
mundo.
Las lecturas para el Séptimo Domingo de Pascua son
Hechos 1:6-14; Salmo 68:1-10,33-36; 1 Pedro
4:12-14, 5:6-11; San Juan 17:1-11.
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