jueves, 8 de junio de 2017

¿Qué quiere decir Paraklētos? o el Espíritu Santo en el Cuarto Evangelio

Esta semana de Pentecostés brinda la oportunidad para compartir uno de los temas en que estoy trabajando para la educación continua. Es el tema de la traducción de “Paraklētos” en el Evangelio según San Juan (14:16, 14:26, 15:26, 16:7).
 ¿Qué quiere decir Paraklētos? Ésta es una de las preguntas más importantes que tenemos a la hora de interpretar el Cuarto Evangelio.  
En un contexto cotidiano sabemos que la palabra Paraklētos se trata de un abogado legal, pues su uso seglar prácticamente se limita a contextos forenses.  Sin embargo el Evangelio de San Juan no es un contexto normal y ninguna traducción bíblica al español de las que conozco usa “abogado”.  Algunos traductores prefieren la palabra “Defensor” que, a pesar de venir del mismo ámbito judicial, suena mejor en el contexto religioso.  El problema con estas traducciones es que aunque algunos estudiosos argumentan que el Evangelio está construido como un caso legal con motivos forenses, las situaciones en que Jesús  lo menciona no son las instancias precisamente judiciales. 
Otra opción es traducir Paraklētos como lo hacen algunas versiones bíblicas que dicen “el Consolador”.  Los intérpretes con esta traducción quieren priorizar la parte emotiva del discurso que Jesús pronuncia antes de ser arrestado (especialmente 14:16).  También tiene la ventaja de reflejar uno de los sentidos de un concepto del mismo campo semántico; es el concepto de “paraklēsis” que incluye aspectos de consolación y exhortación.  Aquí el problema es que tampoco expresa en español todo lo que el evangelista quiere expresar con su terminología, pues excluye los aspectos forenses.  Sinónimos como “Consuelo”, “Protector” y “Valedor” sufren la misma limitación.
Los intérpretes que han intentado encontrar un vocablo original en arameo han descubierto que el extranjerismo Paraklētos ya había entrado directamente al hebreo rabínico y al arameo popular en la época de Jesús, peor aún si lo usó como un nombre propio. Es decir que no nos ayuda mucho para entender exactamente qué quiso decir.   
¿Qué hacemos entonces? Lo que podemos hacer es lo que hace la Biblia de Jerusalén y algunas traducciones más formales y transliterar el griego Paraklētos al castellano “Paráclito” y usarlo  como un nombre propio y personal del Espíritu Santo. Sí, tendremos que seguir explicando en cada pasaje que aquí parece más Abogado y allí parece más Consolador. En todo caso, Jesús mismo nos asegura que este Paráclito es el Espíritu de Verdad que nos guiará a toda verdad (Jn 14:26).  
    

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