El lunes de esta
semana empezó la Semana de Oración por la Unidad Cristiana para el 2016. Siempre inicia con
la festividad de la Confesión de San Pedro y termina con la fiesta de la
Conversión de San Pablo. Cristianos en
todas partes se dedican a interceder por la Iglesia universal y por sus hermanos
en Cristo sin importar sus términos de distinción o denominación.
Tenemos la obligación de pedirle a Dios para que todos los seguidores de
Jesucristo seamos uno porque esto es la voluntad de nuestro Señor como él nos
enseña (Juan 17:20-23). Pero éste es un
caso en que creo que no basta orar solamente. Debemos actuar hacia la unidad
del Cuerpo de Cristo. Si queremos la unidad verdadera, debemos despojarnos de actitudes que nos separan de nuestros hermanos en la fe y hemos de considerar cómo nuestras acciones
afectan a los demás miembros de la Iglesia Cristiana. Muchas veces
proclamamos nuestra libertad en Cristo sin acordarnos que también el autodominio y
la abnegación son frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). La libertad existe para promover
la caridad y la unidad, no para establecer nuevos legalismos y divisiones que son más
heridas al Cuerpo del Señor Crucificado. El Espíritu de Dios que nos otorga la libertad es mismo que proveerá la unidad de su Iglesia (Efesios 4:1-6).
Juntos vivamos la
unidad cristiana y oremos para que el reino de Cristo venga en su plenitud.
Por la
Iglesia.
OH Padre
Bondadoso, humildemente te suplicamos por tu Santa Iglesia Católica; que te
dignes llenarla de toda verdad, en perfecta paz. Donde haya mancha, purifícala;
donde esté en error, dirígela; y en todo extravío, refórmala. En lo que sea
justa, establécela; de cuanto carezca, provéela; y cuando esté dividida, únela;
por amor de Aquel que murió y resucitó, y vive siempre para interceder por
nosotros, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
Por la Unidad
del Pueblo de Dios.OH Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de Paz; Danos
gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que
nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio
y malos juicios, y cuanto pudiere impedir una santa unión y concordia: para que
así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, y una Esperanza de nuestra
vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos nosotros, así
seamos todos de un corazón y una alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y
paz, de fe y caridad, y con un corazón y una voz te glorifiquemos; por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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