martes, 17 de noviembre de 2015

¡Sigan adelante--Dios es fiel!


El pelícano y el cordero de Dios
Como he explicado más de una vez aquí en El Cura de Dos Mundos, bastante del trabajo ministerial es atender a la gente, impartir enseñanza y prepararse para las celebraciones de mayor importancia en la parroquia.  A eso he tratado de dedicarme y quiero compartir un poco de lo que Dios está haciendo en nuestra congregación.   

Durante los útimos dos meses hemos ofrecido un curso sobre la fe cristiana desde la perspectiva anglicana para las personas recién llegadas buscando más de Dios. El curso se llama Anglicanismo 101: Cómo ser un buen episcopal y un cristiano a la vez Tengo que confesar que algunos se rieron conmigo cuando vieron el título y el folleto de cien páginas.  La participación fue excelente. Los frutos tangibles fueron una serie de conversaciones en que respondimos a muchas preguntas e inquietudes sobre el quehacer de la iglesia y la teología. Hablamos de la fe, de la Biblia y de la vida cristiana. Varias veces los participantes comentaron que realmente estaban llegando a entender muchas cosas que antes les eran confusas y que estaban progresando en su vida espiritual.  

Todavía mejor es que este domingo, nuestra fiesta de nombre, se presentará un grupo de participantes del curso para el Santo Bautismo. Será una celebración de fe para toda nuestra gente. Luego espero presentarles con otros para la confirmación cuando venga nuestro obispo en enero. Además tenemos otras personas que están buscando hacer esta conexión con Cristo a través de su Iglesia y que ya empiezan su preparación.

¡Todo esto es animador! Lo comparto no para ufanarme  sino para decirles qué bueno Dios ha sido con nuestra gente. También lo cuento para animar a todos los que día tras día predican, enseñan y buscan llevar el mundo a Cristo y Cristo al mundo. ¡Sigan adelante--Dios es fiel!
 Es como dice el Apóstol Pablo:

Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia. (2 Timoteo 4:2—TLA)

  

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