Hoy conmemoramos los dos grandes apóstoles, San Pedro y San Pablo. Ellos son los pilares principales de la iglesia
antigua como se ve en sus cartas (las cuales se han preservado en el Nuevo
Testamento) y los Hechos de los Apóstoles. Pedro representa la misión a los judíos,
siendo su líder principal y Pablo se nota por ser el Apóstol a los gentiles. Tuvieron sus tensiones entre sí; sin embargo
afirmaron la verdadera unidad de que gozamos todos los seguidores del Jesucristo.
Esta unidad consiste en tener un solo Dios y Padre, un solo Señor, una sola Fe,
un solo Bautismo y un solo Espíritu que está en todos y actúa por medio de
todos—en quién también existimos y tenemos nuestro ser. Podemos agregar que tenemos un solo Evangelio—el
mensaje de salvación—por el cual somos redimidos. Pedro y Pablo tuvieron esta
unidad. También nosotros la tenemos porque Cristo es solo uno. La Festividad de estos Apóstoles nos llama a vivir
más intensamente la unidad de todos los cristianos en este mundo, conscientes
de que gozaremos de ella en el venidero.
(Este día también da nombre a la ciudad de San Pedro Sula donde tengo muchos amigos que siempre recuerdo con mucho cariño.)
(Este día también da nombre a la ciudad de San Pedro Sula donde tengo muchos amigos que siempre recuerdo con mucho cariño.)
¡Por él está fundada entre las santas montañas, el Señor prefiere las puertas de Sión a todas las moradas de Jacob! Maravillas se dicen de ti, Ciudad de Dios. Contaré a Egipto y a Babilonia entre los que me reconocen; también filisteos, tirios y nubios han nacido allí. Y de Sión se dirá: Éste y el otro han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado. El Señor escribirá en el registro de los pueblos: También éste ha nacido allí. Y cantarán mientras danzan: Todas mis fuentes están en ti. (Salmo 87)
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