Un día viernes…
A veces mi esposa me pregunta ¿Qué vas a hacer hoy? Normalmente, respondo “Voy
a trabajar”. Sé que la respuesta queda corta, pues no dice nada. Me imagino que
muchas parejas comparten un diálogo muy parecido en algún momento de la vida…En
otras ocasiones la gente habla como si los curas sólo trabajáramos los
domingos. Es verdad que hay cierta flexibilidad
en los horarios. Muchas veces puedo decidir si entro más temprano o más tarde, pero esta flexibilidad también incluye estar en el hospital
a cualquier hora. Los feligreses saben que me pueden llamar cuando estén en necesidad
e iré a atenderles. Es mi trabajo. Otras personas también me buscan a veces por
alguna razón u otra y también hago lo que puedo para ayudar. Es parte de lo que hago.
Sí, son anglicanos. |
Los días viernes varían bastante…
Hay viernes en que tengo reuniones de trabajo durante todo el día:
Organizamos los próximos pasos del programa de evangelismo. Planificamos
actividades para las familias. Me informan sobre los estudios bíblicos. También
viene gente para oración y consejo. Algunos
viernes son dedicados a visitas pastorales. Se puede imaginar cómo son: Siempre
me preparo con oración. Arreglo los elementos para la visita—Biblia, Libro de
Oración Común, pan, vino, cáliz, patena et cétera. Ingreso la dirección al GPS y
hago la visita. Platicamos, oramos, celebramos la Comunión. Otros viernes me parezco más a un estudiante
universitario que a cualquier otra cosa, pues estos los paso estudiando preparándome
para el domingo: Reviso los textos bíblicos (normalmente los textos griegos),
quizás repaso los comentarios exegéticos o los escritos de algún santo
relacionado. También leo sobre algo
relacionado con el ministerio pastoral. Últimamente
estoy leyendo más sobre los temas de consejería y evangelismo—temas muy
prácticos. Además busco ratos para
escribir, sea para un estudio para la iglesia o mi tesis doctoral. También
preparo mis libros. (Actualmente estoy compilando una colección de plegarias.) Como
siempre, abro y cierro la iglesia, recibo a los trabajadores, contesto el teléfono y atiendo a la
correspondencia. En todo busco momentos
de oración, pues sin Dios no se hace nada.
Y poderoso es Dios para bendecirles de mil
maneras, de modo que nunca les falte nada y puedan al mismo tiempo cooperar en
toda obra buena. (2 Corintios 9:8)
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