viernes, 21 de junio de 2013

Un Día Viernes...


Un día viernes…

A veces mi esposa me pregunta ¿Qué vas a hacer hoy? Normalmente, respondo “Voy a trabajar”. Sé que la respuesta queda corta, pues no dice nada. Me imagino que muchas parejas comparten un diálogo muy parecido en algún momento de la vida…En otras ocasiones la gente habla como si los curas sólo trabajáramos los domingos.  Es verdad que hay cierta flexibilidad en los horarios. Muchas veces puedo decidir si entro más temprano o más tarde, pero esta flexibilidad también incluye estar en el hospital a cualquier hora. Los feligreses saben que me pueden llamar cuando estén en necesidad e iré a atenderles. Es mi trabajo. Otras personas también me buscan a veces por alguna razón u otra y también hago lo que puedo para ayudar.  Es parte de lo que hago.
Sí, son anglicanos.
 

Los días viernes varían bastante…  Hay viernes en que tengo reuniones de trabajo durante todo el día: Organizamos los próximos pasos del programa de evangelismo. Planificamos actividades para las familias. Me informan sobre los estudios bíblicos. También viene gente para oración y consejo.  Algunos viernes son dedicados a visitas pastorales. Se puede imaginar cómo son: Siempre me preparo con oración. Arreglo los elementos para la visita—Biblia, Libro de Oración Común, pan, vino, cáliz, patena et cétera. Ingreso la dirección al GPS y hago la visita. Platicamos, oramos, celebramos la Comunión.  Otros viernes me parezco más a un estudiante universitario que a cualquier otra cosa, pues estos los paso estudiando preparándome para el domingo: Reviso los textos bíblicos (normalmente los textos griegos), quizás repaso los comentarios exegéticos o los escritos de algún santo relacionado.  También leo sobre algo relacionado con el ministerio pastoral.  Últimamente estoy leyendo más sobre los temas de consejería y evangelismo—temas muy prácticos.  Además busco ratos para escribir, sea para un estudio para la iglesia o mi tesis doctoral. También preparo mis libros. (Actualmente estoy compilando una colección de plegarias.) Como siempre, abro y cierro la iglesia, recibo a los trabajadores,  contesto el teléfono y atiendo a la correspondencia.  En todo busco momentos de oración, pues sin Dios no se hace nada.

Y poderoso es Dios para bendecirles de mil maneras, de modo que nunca les falte nada y puedan al mismo tiempo cooperar en toda obra buena. (2 Corintios 9:8)

 

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