Detalle de "la Trinidad" de Rubelev |
Sé que muchos se preguntarán si puede existir alguna clase de
interpretación bíblica que no sea teológica, pero en el campo interpretativo
hay varios acercamientos a la interpretación, con mayor aceptación por lo que
llaman “interpretación histórico-critica”. Ésta emplea las herramientas de los
historiadores seglares para entender la Biblia—en la medida posible—como cualquier
otro texto antiguo pero frecuentemente con la sospecha que sus autores nos
quieren engañar. La práctica de la interpretación histórico-critica no reconoce
a ningún lugar privilegiado para Biblia como un texto sagrado. Sus defensores arguyen que sólo así se puede
entender el mensaje de la Biblia en su sentido original.
Algunos estudiosos fieles a la confesión cristiana (entre ellos una
cantidad notable de anglicanos y episcopales) han cuestionado esta metodología
y han insistido que la Iglesia legítimamente estudia la Biblia no solo como un
texto antiguo sino como la Palabra de Dios escrita. Insisten que la Biblia en
su totalidad tiene un mensaje que no se ve cuando sólo se contemplan sus
respectivas partes. Ellos buscan entender
la Biblia como un texto sagrado desde la óptica de la fe y la comunidad
cristiana. Desean leer la Biblia como un libro que nos habla de Dios y con la
confianza que no nos engañará, pues la Biblia nos es cualquier libro. Por eso hablan de la “interpretación teológica”.
A pesar de los conflictos filosóficos que debaten los intérpretes, la
verdad es que casi todos los que son serios estarán de acuerdo que ambas
perspectivas y metodologías son importantes para el estudio y compresión
adecuada de la Biblia si no queremos tratarla sólo como un fósil o como un
espejo para nuestras propias ocurrencias.
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