Ayer estuve trabajando en los preparativos de la Semana Santa en la parroquia. Por los últimos tres años me ha frustrado el oficio del miércoles, el que se llama Tenebrae, o sea, penumbras. Se trata de un oficio medieveo y muy complicado. Cuando se hace bien, es un servicio rico en simbolismo y meditación sobre los sufrimientos del Señor. Sin embargo, su complejidad obfusca a su belleza. ¡Algo tenía que hacer! --¡y lo hice!
Trabajé por bastante tiempo. Pensé en cómo lo haría. Y me inspiré en la obra del antiguo Arzobispo de Canternbury, cuyo memorial observamos ayer, Thomas Cranmer. Él vio la gran complicación de los oficios de la Edad Media y los tradujo a la lengua popular y los simplificó para que la gente pudiera participar con entendimiento espiritual. El fruto de su labor fue y es el Libro de Oración Común, el libro que usamos todos los cristianos anglicanos a través de todo el mundo. Contiene los textos de la misa, los demás oficios y los salmos. Se dice que alrededor de 75% se compone de textos bíblicos. Nos ayuda a ofrecer el culto a Dios de manera decente y en orden como dice San Pablo (1 Corintios 14:40). De hecho, ayer fue entronizado el nuevo Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los 85 millones de discípulos de Jesucristo que formamos la Comunión Anglicana. No es sorpresa que todo fue decente y en orden, como las fotos y los videos indican.
¿Será que el espíritu de Cranmer me inspiró? Ojalá que sí. Ojalá esta Semana Santa podamos ver al Crucificado (aún en las penumbras) y convertirnos más a él.
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