miércoles, 14 de febrero de 2018

Reflexión Bíblica para el Miércoles de Ceniza

En el Calendario de la Iglesia Episcopal sólo dos días son asignados como días solemnes de ayuno y abstinencia: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Son los días en que pedimos que los fieles de la Iglesia se priven se comida y de placeres para dedicarse a la oración y a la disciplina espiritual. Ambos días se acompañan de actos litúrgicos especiales.

Hoy la liturgia penitencial nos ofrece la opción de marcar el rostro con las cenizas que por tradición se hacen de las palmas del Domingo de Ramos. Es un acto simbólico de arrepentimiento y humildad arraigado en el Antiguo Testamento y en las culturas antiquísimas del Medio Oriente (por ejemplo Ester 4:3). La intención que sea la exteriorización de la espiritualidad interior del alma que responde al llamado de la conversión. Se supone que siempre debe estar conectada a una confesión extendida de nuestros pecados. Pero con tanta atención al acto exterior corremos el riesgo de perder el valor del mismo y de convertirlo en algo que nos hace sentir bien y así convencernos que somos buena gente sin la necesidad de la conversión verdadera y del arrepentimiento constante. 

El profeta Isaías también conoció el riesgo de la religiosidad exterior sin la conversión y lo criticó severamente. Dice que el ayuno que el Señor requiere es la conversión de nuestras vidas. Exige que abandonemos nuestra maldad y nuestro pecado, pues nada nos servirá privarnos de comida o imponernos cenizas si rehusamos la privación de las injusticias o rechazamos ayudar al pobre y al hambriento:

El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión,  dejar ir libres a los quebrantados y romper todo yugo?
  ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en casa,    que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano? (Isaías 58:6,7)


Éste es el mismo mensaje que proclamó nuestro Señor Jesucristo:

¡Arrepiéntanse y crean el evangelio! (S. Marcos 1:15)


Las lecturas para el Miércoles de Cenizas son Joel 2:1-2,12-17 o Isaías 58:1-12; Salmo 103; 2 Corintios 5:20b-6:10; San Mateo 6:1-6, 16-21. 

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