miércoles, 21 de febrero de 2018

Reflexión Bíblica para la Primera Semana de Cuaresma (2018)

Y aquella agua representaba el agua del bautismo, por medio del cual somos ahora salvados. (1 Pedro 3:21)

Esta semana las lecturas apuntan hacia el tema de bautismo, pues éste forma un hilo que corre a través de los textos bíblicos:

Del Antiguo Testamento escuchamos la historia de Noé cuya familia fue rescatada del diluvio que Dios había enviado para purificar el mundo del pecado y de la violencia. Nos recuerda que aun en el juicio el Señor es un Dios de misericordia.  En la primera carta de San Pedro, el apóstol nos explica que el diluvio y la salvación de la familia de Noé son una figura de nuestra salvación en Jesucristo. Por la gracia de Dios las aguas del bautismo nos purifican del pecado y piden al Señor por una conciencia piadosa.  (Es la misma hermenéutica que empleó San Pablo cuando enseñó que el éxodo guiado por Moisés era un símbolo de bautismo.  Véase 1 Corintios 10:1.)

Dado que el relato de la tentación de Cristo es muy breve en la versión de Marcos, el leccionario señala que otra vez escuchemos de su bautismo en el Jordán. Esto logra que evitemos pensar que los sacramentos son premios por nuestra buena conducta cuando en verdad son medicina y alimento para resistir al mal.

Las lecturas para el Primer Domingo en Cuaresma (2018) son Génesis 9:8-17; Salmo 25:1-9; 1 Pedro 3:18-22; San Marcos 1:9-15).

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