martes, 7 de noviembre de 2017

Reflexión Bíblica para el Domingo de Todos los Santos y la 22ª Semana después de Pentecostés (2017)

Esta semana inició con el Domingo de Todos los Santos, una ocasión muy apta para la celebración del Santo Bautismo, y en la Iglesia Episcopal San Jorge bautizamos dos niños. El sermón tomó la forma de una reflexión sobre los deberes de los cristianos.
Expliqué que Dios está llamándonos a ser santos, pero no tanto como las figuras que vemos en las estatuas y los vitrales de las iglesias sino como hombres y mujeres de carne y hueso que reflejan el amor de Dios y los valores del reino celestiales con sus vidas. Estos valores se resumen en los compromisos del Pacto Bautismal del Libro de Oración Común (LOC 224-225).
 Somos llamados creer en Dios la Santísima Trinidad: ¿Crees en Dios Padre? ¿Crees en Jesucristo, el Hijo de Dios? ¿Crees en Dios el Espíritu Santo?
Somos llamados a compartir en la vida del Cuerpo de Cristo: ¿Continuarás en la enseñanza y comunión de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones?
Somos llamados a alejarnos del mal y al arrepentimiento: ¿Perseverarás en resistir al mal, y cuando caigas en pecado, te arrepentirás y te volverás al Señor?
Somos llamados a ser testigos del evangelio: ¿Proclamarás por medio de la palabra y el ejemplo las Buenas Nuevas de Dios en Cristo?
Somos llamado a amar al prójimo: ¿Buscarás  y servirás a Cristo en todas las personas, amado a tu prójimo a ti mismo?
Somos llamados a ser agentes de reconciliación: ¿Lucharás por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetarás la dignidad de todo ser humano?
Estos compromisos bautismales ofrecen un modelo para los pecadores arrepentidos y los santos de carne y hueso.  Suenan sencillos, pero no son fáciles. De hecho, la respuesta al interrogatorio (Así lo haré con el auxilio de Dios) no expresa la autoconfianza de los candidatos sino deja ver que todos somos dependientes de la gracia de Dios.
Las lecturas para el Domingo de Todos los Santos (2017) son Sabiduría 3:1-9 o Isaías 25:6-9; Salmo 24; Apocalipsis 21:1-6ª; San Juan 11:32-44.  

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