jueves, 26 de octubre de 2017

Conmemorando los 500 años de la Reforma Protestante


Sobre el fin de semana participaré en una serie de eventos para conmemorar los 500 años de la Reforma Protestante. Para mí será un honor  representar la tradición anglicana entre un panel de líderes e historiadores de varias confesiones cristianas.
En preparación estoy leyendo una biografía sobre el Arzobispo Cranmer de feliz memoria, y además he tratado de reflexionar un poco sobre la relación entre los reformadores continentales y los de Inglaterra. Es un tema con mucha controversia innecesaria, pero vale la pena tocarlo en el contexto ecuménico de los eventos. No podemos ignorar la comunicación profunda entre los reformadores ingleses y los del resto de Europa. Tampoco debemos olvidarnos de sus anhelos comunes.
Pensando en el legado de Cranmer que incluye la primera versión de los Artículos Religión, quiero compartir con los lectores algunas notas anteriores sobre los Artículos:


martes, 24 de octubre de 2017

Reflexión Bíblica para la Vigésima Semana después de Pentecostés (2017)

Entreguen al César lo que es del César y entreguen a Dios lo que es de Dios. (S. Mateo 22:21)
[Este domingo no prediqué el sermón porque nuestro obispo estuvo en San Jorge para bautismos y confirmaciones. Cumpliendo con su papel de pastor y maestro principal de la diócesis, el obispo Knisely habló sobre la trampa de la moneda. Esta reflexión es una adaptación de su mensaje.] 
Visita Pastoral a la Iglesia Episcopal San Jorge, Central Falls, RI
 Para entender la enseñanza de Cristo “Den al César lo que es de César y den a Dios lo que es Dios” tenemos que entender algo de tal moneda. Tenía dos caras: una con el rostro del emperador con el texto “Tiberio, hijo de un dios” y  otra que representaba la madre del emperador como una diosa victoriosa. Era una moneda a la imagen y semejanza de su creador. Fue creado por el imperio para pagar los impuestos del imperio. En su sabiduría Jesús no se oponía a pagar el tributo al César con la moneda de César, pues cada cosa es para su dueño. Por eso, San Pablo en su momento también enseñó que hay que pagar honor e impuestos a quienes se los deben (Romanos 13:7).
Pero ¿qué significa entonces dar a Dios lo que es de Dios? Encontramos la respuesta en lo que Dios hizo a su imagen,  es decir el ser humano. Según el relato de la Creación en Génesis (capítulos 1-2) el Señor creó al ser humano a su imagen y semejanza. Nuestra humanidad refleja algo de nuestro Creador.  Fuimos creados por él y para él. Nuestro principio y nuestro fin se encuentran en Dios, y por ende debemos entregar nuestra vida a Dios en honor al Señor como se entregaba la moneda del emperador para los impuestos del emperador. Si el César quiere que le devolvamos sus monedas, está bien, pero lo que Dios quiere es que le entreguemos nuestras vidas a él.
Las lecturas del Vigésimo Domingo después de Pentecostés (2017) son Isaías 45:1-7 (o Éxodo 33:12-33); Salmo 96 (o Salmo 99); 1 Tesalonicenses 1:1-10; San Mateo 22:15-22.    

martes, 17 de octubre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimonovena Semana después de Pentecostés (2017)


Regocíjense en el Señor. De nuevo les digo, regocíjense. (Filipenses 4:4)

El cuarto capítulo de la epístola a los Filipenses se puede resumir con una palabra—Actitud.

Iglesia Anglicana "San Pablo", Atenas, Grecia
(c) 2013 J. Lynch
 
Es obvio que el mandato a regocijarse no se trata de mantener un estado emocional en todo momento.  En otra carta el mismo apóstol reconoce que habrá momentos para alegrarse y momentos para llorar (Rom. 12:5) y ciertamente no niega que los fieles encontrarán problemas y dificultades. En lo que, sí, insiste es el cómo enfrentar estos problemas.  Debemos presentarlos al Señor (Fil. 4:6). Todo es cuestión de actitud. La lectura de Filipenses revela por lo menos tres áreas en que la actitud nos puede hacer una diferencia importante: Reconciliación, Generosidad y  Pensamiento.

Primero, San Pablo manda que Evodia y Síntique dejen de pelear y les exhorta reconciliarse como hermanas (4:2). Pide que se cambien de actitud y que se fijen menos en sus pleitos y más en la salvación de Cristo ha ofrecido a las dos.  Su actitud debería enfocarse en lo positivo que comparten más que en lo que les divide.

Segundo,  el apóstol también pide que los fieles sean conocidos por ser personas bondadosas, o como diría yo, generosas (4:5). La generosidad también es un asunto de actitud. Las personas generosas buscan cómo compartir con los demás y cómo mejorar las vidas de los que les rodean porque no están demasiado ocupadas consigo mismo. Dios no quiere que nos encojamos y nos enrollemos defensivamente para acaparar todo los recursos para nosotros mismos sino que compartamos lo mucho o poco que tengamos.

Tercero, nos exhorta a poner nuestra atención en las cosas que realmente valen la pena (4:8). Si llenamos el pensamiento con ideas chatarras o destructivas, llenaremos nuestra vida con lo que nos hace daño, pero si por el contrario con buena actitud buscamos siempre enfocarnos en aprender lo bueno, en las cosas positivas y en todo lo digno de honor, veremos cómo eliminamos mucho estrés y muchos problemas de nuestro entorno y seremos una luz para los demás. 

Tener buena actitud nos permite abrirnos a Dios para que él llene nuestra vida y nuestro hogar de paz y de muchas bendiciones: Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)


Las lecturas para el Decimonoveno Domingo después de Pentecostés (2017) son  Isaías 25:1-9 (o Éxodo 32:1-14); Salmo 23 (o Salmo 106:1-6,19-23); Filipenses 4:1-9; San Mateo 22:1-14.

  


viernes, 13 de octubre de 2017

Cuestiones Litúrgicas: ¿En qué lugar debe el celebrante iniciar la Santa Eucaristía?


Esta semana alguien notó que al inicio de la Santa Eucaristía siempre oficio desde el altar y me preguntó por qué. Me alegró la pregunta porque quiso decir que todavía hay personas que se fijan en los detalles del ars celebrandi
Procesión en la Iglesia de  San Ignacio, Nueva York
circa 1888
 
En mi respuesta expliqué que mi práctica sólo refleja la tradicional usanza litúrgica de la Comunión Anglicana. En todas las ediciones del Libro de Oración Común anteriores a la versión del 1979 las rúbricas (las instrucciones que gobiernan cómo dirigir los oficios) instruyen al celebrante a ofrecer todas las oraciones previas a las lecturas delante del altar y con eso dan cierta continuidad a la práctica litúrgica de los siglos anteriores. Entre las novedades de la edición del 1979 vemos que ésta no indica el lugar para la primera parte de la celebración. Dada la historia del nuestra liturgia es una omisión curiosa. Según mi criterio, cuando no hay instrucción explícita en las rúbricas seguir los precedentes de la tradición es totalmente razonable, más aún cuando el diseño del templo sigue la forma tradicional. Y por eso, es lo que hago.

Gracias a los lectores que enviaron sus saludos desde Ecuador. ¡Que Dios bendiga su ministerio!

martes, 10 de octubre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimoctava Semana después de Pentecostés (2017)

Este domingo no prediqué sobre la Epístola a los Filipenses sino sobre la figura del viñedo que aparece en la lectura de Isaías y la porción del Evangelio. Ahora pienso que vale la pena reflexionar sobre este texto enfático:
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo (Filipenses 3:8).
San Pablo quiso definirse con la epístola a los Filipenses. Habla de sus raíces en un mensaje autobiográfico en el cual explica que él es “hebreo de hebreos” y en cuanto a la ley “celoso,” es decir un judío de sangre pura y de práctica escrupulosa. Incluso era fanático, pero cuando conoció a Jesucristo, su vida cambió totalmente. Pasó de ser orgulloso a causa de su propia justicia basada en su celo por la ley a fiarse sólo en Cristo su Señor y Redentor.
Comparado con la gracia de Dios en Cristo todos sus logros personales y su supuesta pureza religiosa eran “basura” o, literalmente, “m-----”. A veces los traductores suavizan la fuerza de esta expresión para cuidar los buenos modales; sin embargo con vehemencia el apóstol quiere expresar su rechazo radical a cualquier pretensión de justicia propia. Vive sólo por Cristo y por su fe en él. Nada más le importa.
Para nosotros hoy también existe la tentación de proclamarnos justos, pensando que somos buenos por nuestra religiosidad, por nuestra herencia familiar o por algún otro motivo humano, pero la verdad es que nadie tiene por qué ufanarse. Cualquier motivo que tengamos en realidad, al igual que a los motivos de Pablo, será basura comparado con la excelencia de conocer a Cristo Jesús nuestro Señor.         
Las lecturas para el Decimoctavo Domingo después de Pentecostés (2017) son Isaías 5:1-7 (o Éxodo 20:1-4, 7-9, 12-20); Salmo 80:7-15 (o Salmo 19); Filipenses 3:4b-14; San Mateo 21:33-46.

martes, 3 de octubre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimoséptima Semana después de Pentecostés (2017)

Porque yo vivo, dice el Señor, ya no se usará este proverbio en Israel …(Ezequiel 18:3)
Púlpito de la iglesia "il Gesú" 

Los proverbios populares expresan la sabiduría colectiva de los pueblos. Los refranes latinoamericanos no son la excepción. Sin embargo, estos dichos no siempre ofrecen un mensaje de acuerdo a la Palabra de Dios. El profeta Ezequiel se enfrentó a los que usaban un dicho popular para acortar la esperanza de los jóvenes.  Decían que los hijos se castigaban por los pecados de los padres.  Dios mandó que dejaran de repetir este refrán porque cada ser humano rendirá cuentas por sus propios hechos.  La verdad es que lo que pensamos es un tema importante para el Señor.
No sólo encontramos el tema de la corrección a nuestra manera de pensar en el Antiguo Testamento.  En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo insiste que nuestros pensamientos son importantes para Dios y llamó a los filipenses a pensar de la misma manera que pensó Cristo, quien a pesar de condición divina no la explotó sino que asumió la condición de esclavo y se humilló (Filipenses 2:6,7). Este pensamiento fue reflejado en su humilde y obediente manera de vivir, y si queremos vivir como Cristo, debemos pensar como él.  Imitando su manera de pensar imitaremos su manera de vivir.
Las lecturas para el Decimoséptimo Domingo después Pentecostés (2017) son Ezequiel 18:1-4,25-32 (o Éxodo 17:1-7); Salmo 25:1-8 (o Salmo 78:1-4,12-17); Filipenses 2:1-13; San Mateo 21:23-32.