jueves, 28 de septiembre de 2017

Dos Imágenes de la Iglesia (Parte 2: un Hosptial)

La segunda imagen de Iglesia en que he reflexionado recientemente (vea Parte 1) es un hospital. Al igual que con la metáfora del ejército, la imagen del hospital tiene un trasfondo bíblico sin aparecer directamente en el texto sagrado.  Se basa en la sanación que el Señor promete a su pueblo en el Antiguo Testamento y en el ministerio que Cristo ejerció y encomendó a su Iglesia (ej. 2 Crónicas 7:14;  Jeremías 33:6; Óseas 6:1; S. Mateo 8:7; S. Lucas 10:9).

¿Cómo es la Iglesia parecida a un hospital?

En primer lugar es un sitio donde se practica la sanación. En la Iglesia hablamos principalmente de la sanación espiritual aunque también se experimenta la sanación física. Los enfermos espirituales buscamos refugio y alivio en Jesucristo.

Pero  si vamos un poco más adentro de la imagen, los hospitales siempre tienen una organización y una estructura para poder atender las necesidades de la gente: Hay médicos generales, especialistas y cirujanos, y hay enfermeros de todo tipo. Cada quien hace lo suyo para restablecer la salud de los pacientes. (Nadie quiere ser atendido en un hospital sin enfermos.)

Para atender a sus “pacientes” espirituales la Iglesia necesita pastores generales, pastores especialistas, diáconos y otros servidores que atienden directamente al pueblo de Dios y dirigen a los recién ingresados hacia el especialista que requieren para su mejoría. Necesitamos a todos, pues una Iglesia de sólo obispos y sacerdotes, o sólo de maestros, teólogos y biblistas quedará corta en su poder servir a la comunidad. Una Iglesia sin estos especialistas puede olvidar su razón de existir.

Por eso San Pablo dice: Dios ha querido que en la Iglesia haya en primer lugar apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego vienen los que han recibido el don de hacer milagros, después el don de sanaciones, el don de socorrer a los necesitados, el de gobierno, y el don de lenguas diversas (1 Corintios 12:28).

 Se me ocurre que una Iglesia sin el ministerio de diáconos sería como un hospital sin departamento de enfermería. ¡Da pavor solo pensarlo!


martes, 26 de septiembre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimosexta Semana después de Pentecostés (2017)


Ícono del profeta Jonás
Las lecturas de esta semana nos recuerdan que el Dios de Jesucristo es el Dios de la misericordia, es el Dios que nos da mucho más y mucho mejor que lo que merecemos. Es precisamente ése el punto de la segunda mitad del libro de Jonás (caps. 3-4) y  de la parábola del viñedo y los jornaleros (Mt. 20:1-16).  El Señor tiene compasión de su creación, incluso las vacas (Jonás 4:11), dándonos tiempo para el arrepentimiento, pero muchas veces nos cuesta entender este mensaje de perdón. Queremos que Dios tenga misericordia con nosotros porque nos creemos buenos y nos molestamos como Jonás cuando el Señor también perdona a los que creemos peores que nosotros, preguntándonos: ¿Por qué Dios se acuerda de esos? Sin embargo, los que servimos a Cristo tenemos que aprender que en el perdón de Dios no cabe lugar para nosotros condenar a nadie porque el Señor puede ser generoso con quien él quiera y porque los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros (Mt. 20:15,16).

 Las lecturas para la Decimosexta Semana después de Pentecostés son Jonás 3:10-4:11 (o Éxodo 16:2-15); Salmo 145:1-8 (o Salmo 105:1-6, 37-45); Filipenses 1:21-30; San Mateo 20:1-16.   

viernes, 22 de septiembre de 2017

Dos Imágenes de la Iglesia (Parte 1: el Ejército)

Existe una amplia variedad de imágenes y metáforas usadas para describir la Iglesia. Recientemente he pensado mucho en dos de ellas.
La primera es de la Iglesia como un ejército: Aunque algunos dirán que es muy violenta, es bíblica (por ej.: Deuteronomio 1:15; 2 Timoteo 2:3-4; Apocalipsis 19:19).  
Pienso que es una metáfora muy buena, pues un ejército está compuesto de muchísimas personas. Cada una deberá cumplir su parte para funcionar como un solo organismo y así lograr sus objetivos. Un ejército efectivo tiene un Comandante que envía a sus oficiales a dirigir la campaña contra el enemigo. Cada oficial a su vez trabaja con varios sargentos que supervisan y coordinan las actividades de los soldados.  Poco sirve un ejército con muchos oficiales, pero sin sargentos. Un ejército solo con soldados tampoco logrará ningún objetivo. Se necesita a todos—rangos superiores, rangos medios y rangos de base— porque todos tienen una función importante.  
Soldados del Ejército de Letonia en formación militar
Digo esto porque la Iglesia necesita el servicio de muchas personas, clérigos y laicos, cada uno diferente, para cumplir la misión que Cristo le dio. Realmente el pueblo de Dios requiere organización y tiene que delegar las responsabilidades misioneras a cada miembro si quiere lograr el objetivo de evangelizar al mundo. A una iglesia sin obispos y presbíteros le faltará dirección como un ejército sin oficiales que planifican y dirigen la campaña.  Y una iglesia llena de sacerdotes, pero sin laicos, no hará nada aunque tenga los planes más grandiosos. No es por nada que Dios mandó que Moisés nombrara “capitanes sobre miles, capitanes de cien, capitanes de cincuenta y capitanes de diez.” Entendió que cada quien tiene dones distintos y algo que contribuir.  Por eso, me extraña que tantas congregaciones viven sin diáconos y líderes laicos bien formados. Se parecen a un ejército sin sargentos, o como diría Moisés, a un ejército sin nadie entre los capitanes de mil y los capitanes de diez.
(Parte 2 próximamente…)     

martes, 19 de septiembre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimoquinta Semana después de Pentecostés (2017)

¿Cuántas veces mi hermano me ofenderá y yo lo perdonaré? ¿Hasta sietes veces?
--No, setenta veces siete. (San Mateo 18:21,22)

En la medida que leemos los evangelios vamos descubriendo con Pedro qué es lo que el Señor requiere de nosotros, pues éste nos modela algo de la experiencia del discípulo cristiano en crecimiento con sus altas y bajas.  El evangelio de esta semana muestra que el apóstol ya había entendido la necesidad de perdonar al hermano.  Sin embargo, parece que quizá quería explorar los límites de esta obligación.  ¿Será que debo perdonarlo siete veces?  Los lectores más perspicaces se acordarán que en la Biblia normalmente el número siete representa la plenitud.  Pedro pregunta si debe perdonar al hermano sin reservas. Con su repuesta—No, setenta veces siete—Jesús quiere ser enfático que el cristiano sí debe perdonar totalmente y de corazón.  Ésta es la manera en que Dios nos ha tratado,  perdonándonos totalmente y sin reservas. Somos llamados a compartir este perdón y la gracia que Dios nos ha concedido en Cristo.  

Las Lecturas de la 15ª Semana después de Pentecostés son Génesis 50: 15-21 (o Éxodo 14: 19-31); Salmo 103:8-13 (o Salmo 114); Romanos 14:1-12; San Mateo 18: 21-35.

        



martes, 12 de septiembre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimocuarta Semana después de Pentecostés (2017)


Yo el Señor lo afirmo—No deseo la muerte del pecador sino que se convierta y viva. (Ezequiel 33:11)
El Dios de la Biblia, y por ende, el Dios de los cristianos no es un monstruo que desea la destrucción del ser humano (Ezeq. 33:11). Es el Creador que hizo al hombre a su imagen y semejanza, y que quiere que viva en plena comunión con él. Este Dios en su amor tomó la iniciativa y envió a su hijo Jesucristo para reconciliarnos con él, perdonándonos nuestros pecados.  El mismo Señor espera que al recibir el perdón de Dios también lo compartamos con nuestros hermanos.  En eso consiste la deuda que nos debemos unos a otros (Rom.13:8).  Cristo pide que tomemos la iniciativa para buscar reconciliarnos con los que nos han ofendido (Mt. 18:15ss). Imitando así el ejemplo de Cristo nos servirá de medio para el crecimiento espiritual.

Las lecturas para el Decimocuarto Domingo después de Pentecostés (2017) son Ezequiel 33:7-11 (o Éxodo 12:1-14); Salmo 119:33-40 (o Salmo 149); Romanos 13:8-14; San Mateo 18:15-20.  

jueves, 7 de septiembre de 2017

¡Feliz Cumpleaños a la Virgen María!

¡Feliz Cumpleaños a la Virgen María!
Natividad de la Virgen, Pietro Lorenzetti 
Siena, Italia,  ca. 1340


El 08 de septiembre observamos la Natividad de la Virgen María. Es una fecha bien establecida en las varias ediciones del Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra y en los textos respectivos de las iglesias de la Comunión Anglicana.  Para felicitar a la  Madre del Señor ofrezco una traducción de los propios usados en la celebración de la Santa Comunión de la Iglesia de Irlanda:
 
Colecta del Día:
Dios Omnipotente, que miraste a la humildad de la Bienaventurada Virgen María y la elegiste para ser la madre de tu Hijo unigénito: Concede que los que hemos sido redimidos por su sangre compartamos con ella la gloria de tu reino eterno, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


Lecturas: Isaías 61:10-11; Salmo 45:10-17; Gálatas 4:4-7; San Lucas 1:46-55

Oración Pos-Comunión:
Omnipotente y sempiterno Dios, que te dignaste elevar a la humanidad caída a través de la maternidad de la Bendita Virgen María: Concede que los que hemos visto tu gloria revelada en nuestra naturaleza humana y tu amor hecho perfecto en nuestra debilidad seamos renovados diariamente en tu imagen y conformados al modelo de tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Adaptado de un post previamente publicado por "El Cura de Dos Mundos")

martes, 5 de septiembre de 2017

Reflexión Bíblica para la Decimotercera Semana después de Pentecostés (2017)


Las lecturas leídas este domingo nos recuerdan que la espiritualidad cristiana es sumamente práctica.  El Señor Jesucristo nos invita a seguirle pero no por un camino alejado de las necesidades del mundo. Nos invita a seguirle por el camino de la cruz.  El que quiere ser mi discípulo que se niegue a sí mismo, cargue su cruz y que me siga.  No es una invitación a la euforia permanente. Es un llamado a enfrentar las realidades de nuestra situación peregrina: el pecado, el mal y la injustica. El Apóstol Pablo expresa el mismo sentir en términos concretos, exhortándonos no sólo a orar por los demás sino también a hacer nuestras las necesidades de los demás. Más todavía, nos llama a buscar la paz y la armonía con todos, pues estamos llamados a servir y a dar a todos, incluso a los que nos han tratado mal. Es así que podemos vencer el mal con el bien.

Las lecturas para el 13º Domingo después de Pentecostés (2017) son Jeremías 15:15-21 (o Éxodo 3:1-15); Salmo 26:1-8 (o Salmo 106:1-6,23-26,45c); Romanos 12:9-21; San Mateo 16:21-28.