jueves, 28 de enero de 2016

Santo Tomás de Aquino, un amigo de mi infancia



Hoy conmemoramos uno de los pocos candidatos para ser el mejor teólogo de todos los tiempos—Santo Tomás de Aquino. Este fraile dominico con su curiosidad intelectual, perspicacia y claridad de argumento  me ha inspirado casi desde que tengo memoria.  Me acuerdo de los veranos de mi niñez cuando bajaba del librero de mi abuelo  los dos gigantes tomos forrados de cuero con "Summa Theologiae" marcado en letras doradas. Los abría para leer los pensamientos del “doctor angelical” sobre cualquier tema casi al azar.



 ¡Cómo me fascinaban las preguntas!
--¿Es o no es necesaria la doctrina sagrada?
--¿Puede o no puede exponer textos de la Sagrada Escritura en varios sentidos?
--¿Era conveniente que Dios se encarnase?
--¿Era necesario para la redención del género humano?
--¿Qué es un sacramento?
Pensándolo bien, no creo que haya entendido todas respuestas que dio el santo, pero  diría que aprendí con Sto. Tomás que las preguntas teológicas son válidas y que para respuestas hay que estudiar y escrudiñar a las Sagradas Escrituras y pensar muy bien.  Doy gracias a Dios por proveerme tan buen maestro.

miércoles, 20 de enero de 2016

Unidad Cristiana



El lunes de esta semana empezó la Semana de Oración por la Unidad Cristiana para el 2016. Siempre inicia con la festividad de la Confesión de San Pedro y termina con la fiesta de la Conversión de San Pablo.  Cristianos en todas partes se dedican a interceder por la Iglesia universal y por sus hermanos en Cristo sin importar sus términos de distinción o denominación. 

Tenemos la obligación de pedirle a Dios para que todos los seguidores de Jesucristo seamos uno porque esto es la voluntad de nuestro Señor como él nos enseña (Juan 17:20-23).  Pero éste es un caso en que creo que no basta orar solamente. Debemos actuar hacia la unidad del  Cuerpo de Cristo. Si queremos la unidad verdadera, debemos despojarnos de actitudes que nos separan de nuestros hermanos en la fe y hemos de considerar cómo nuestras acciones afectan a los demás miembros de la Iglesia Cristiana. Muchas veces proclamamos nuestra libertad en Cristo sin acordarnos que también el autodominio y la abnegación son frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23).  La libertad existe para promover la caridad y la unidad, no para establecer nuevos legalismos y divisiones que son más heridas al Cuerpo del Señor Crucificado. El Espíritu de Dios que nos otorga la libertad es mismo que proveerá la unidad de su Iglesia (Efesios 4:1-6). 
Juntos vivamos la unidad cristiana y oremos para que el reino de Cristo venga en su plenitud.   
Por la Iglesia.
OH Padre Bondadoso, humildemente te suplicamos por tu Santa Iglesia Católica; que te dignes llenarla de toda verdad, en perfecta paz. Donde haya mancha, purifícala; donde esté en error, dirígela; y en todo extravío, refórmala. En lo que sea justa, establécela; de cuanto carezca, provéela; y cuando esté dividida, únela; por amor de Aquel que murió y resucitó, y vive siempre para interceder por nosotros, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

Por la Unidad del Pueblo de Dios.OH Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de Paz; Danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y malos juicios, y cuanto pudiere impedir una santa unión y concordia: para que así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, y una Esperanza de nuestra vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos nosotros, así seamos todos de un corazón y una alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad, y con un corazón y una voz te glorifiquemos; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

miércoles, 13 de enero de 2016

El Valor de los Legos en la Formación Cristiana





Hoy escribo sobre un tema de muchísima importancia, sobre algo que puede afectar a toda la vida. Eso no lo quieren perder.  El tema de hoy es el valor de los Legos en la formación cristiana. Sí, los Legos, son aquellos bloquecitos de plástico que han llenado la infancia de niños alrededor del mundo ya por los últimos sesenta o setenta años.  Y aunque usted no lo crea, tienen gran relevancia para la teología cristiana.  ¿Por qué?



Primero, los Legos (o bloques similares—la marca poco importa) por sí son bonitos.  Vienen de varios colores y tamaños.  También vienen en varias formas.  El pensamiento cristiano casi siempre ha reconocido en la belleza, sea natural o creada por el hombre, algo valioso. Sólo tenemos que pensar en nuestro asombro delante de la naturaleza y cómo se refleja nuestra admiración hacia lo bello en el arte y la arquitectura de las grandes catedrales del medioevo.  Los bloques nos permitan estudiar e imitar a estos grandes modelos y así contribuyen a la formación estética y artística  (véase Filipenses 4:8).



Además las figurinas que acompañan los bloques tienen la forma del ser humano y representan una gran multitud de oficios. Hay mecánicos, princesas, banqueros, vendedores, doctoras y enfermos, meseros y  policías.  Viven y trabajan en un mundo en miniatura: Hay hospitales, castillos, restaurantes, aeropuertos y bases espaciales. Incluso se puede encontrar juegos de bloques para armar un altar con cura. Es decir que en el mundo de los bloques existe un pluralismo tremendo.   Así son como la gente del mundo real, pues nosotros venimos en varios colores, formas y tamaños y realizamos una cantidad de trabajos y tenemos muchas vocaciones.  Por eso mantienen un interés que se extiende más allá de una sola cultura y un solo país. Y aunque pareciera que en mundo de los Legos todos quieren ser piratas, los que juegan con los bloques así se pueden dar cuenta que el mundo es grandísimo y que está lleno de posibilidades. Nos muestra que con toda clase de gente que se puede colaborar harmoniosamente.  Ésta es una buena lección para todos.  Los bloques promuevan la tolerancia y el entendimiento mutuo, contribuyendo de esta manera a la formación ética y moral (véase Romanos 12:8).

Hay otro aspecto de los bloques que necesitamos en la iglesia ahora. Es la creatividad. Con los bloques existe un sinnúmero de posibilidades de crear y construir que se multiplican exponencialmente con cada pieza nueva que se va agregando.  Los límites son la cantidad de bloques y la imaginación del jugador.  Los bloques nos educan para pensar outside the box y para buscar nuevas maneras de idear y proyectar lo que nos imaginamos. Nos abren la mente para solucionar problemas.  Nos enseñan a ingeniar y a crear. De algún modo nos entrena a ser más como Dios, pues en la creatividad reflejamos algo de su imagen y semejanza (véase Génesis 1: 27-28).

Claro, también existe una versión Lego de la Biblia: The Brick Bible.




































































































































































































































































































































































































































martes, 5 de enero de 2016

Reflexíón sobre la Fuga a Egipto (Mateo 2:13-23)


La Fuga a Egipto por Carpaccio, ca. 1515
"Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto." --Mateo 2:13

La versión de Mateo sobre los eventos de la infancia de Cristo siempre me deja impresionado. El domingo recién pasado leímos del episodio de la infancia del Señor conocido como “la fuga o huida a Egipto” (Mateo 2:13-23). Esta vez no hubo excepción a la norma.
Mateo cuenta que después de la visita de los sabios del oriente la Sagrada Familia huyó de las amenazas del político cruel Herodes y que viajaron a Egipto buscando refugio en un país extraño. Me pareció un momento apropiado para acordarme que José, María y Jesús fueron refugiados buscando asilo cuando hay tanta gente en el mundo que lo busca ahora por varios motivos.
También la historia me hizo pensar en cómo a través de esta historia evangélica Dios va revelando sus propósitos. No dice todo de una sola vez, pero se ve claramente que este Niño está llamado a vivir la experiencia de Israel en su propia carne. Bajo persecución sale de la “tierra prometida” a Egipto acompañado y bajo la custodia de un soñador llamado José y una muchacha hebrea llamada Miriam (María) y luego regresa a su país natal. En lo que parece un nuevo éxodo se nota que Dios está con ellos, indicando poco a poco adónde deben ir y qué deben hacer.  Las citas proféticas dan la pauta de que el propósito va más allá de lo que los protagonistas se imaginan en cualquier momento. Pues, de Egipto he llamado a mi Hijo y será llamado un nazareo desvelan la mano de Dios atrás de toda la acción y nos obligan a terminar la lectura con una gran expectativa por lo que sigue en la vida de este Niño.