martes, 28 de abril de 2015

Hay suficientes razones para orar




Jesús el Buen Pastor

Cada día veo más y más razones para ofrecer mis súplicas a Dios en la oración: Personas conocidas se enferman, a veces por mucho tiempo.  Ocurren terremotos. Se queman ciudades importantes por falta de dirección y orden.  Ciudadanos reclaman por la justicia y desarrollo económico y social cuando éstos parecen estar ausentes. Hasta hay momentos cuando los valores y la moral se ven de todo al revés. En la vida de Jesucristo hubo momentos en que todo se veía de esta manera también. La Biblia nos dice que el Señor miró hacia la gente con todos sus problemas, miedos y afanes y se apiadó a ella porque vio que gente era como ovejas sin pastor (Marcos 6:34).  En este mundo lo que nos queda es la oración, el entregar las preocupaciones al Señor. No se aflijan por nada, más bien preséntenselo todo a Dios en oración, pídanle y también denle gracias. Y la paz de Dios, que supera a todo lo que podemos pensar, cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.(Filipeneses 4:6,7)
Debemos pedirle que se apiade de nosotros y de todos los que a todas luces andan perdidos y que nos ayude a entender que sólo él nos puede conducir a las aguas tranquilas y concedernos la paz que tanto anhelamos.
El Señor es mi pastor: nada me falta.
Sobre los frescos pastos me lleva a descansar, y a las aguas tranquilas me conduce.
El restaura mi aliento, por las veredas justas él me guía, en gracia de su nombre.
Aunque hubiera de ir por los valles sombríos de la muerte, ningún mal temería, pues conmigo estás tú: tu bastón y tu cayado me confortan.
Enfrente al opresor, me aderezas tú un banquete; con aceite me unges la cabeza, y mi copa rebosa.
Sólo bien y favor me van siguiendo todos los días de mi vida. Mi morada es la casa del Señor por lo largo de los días.
-- Salmo 23

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