lunes, 23 de febrero de 2015

Cristo, San Agustín y la Tentación






Detalle de Sandro Boticelli, "La tentación de Cristo"
Este domingo me tocó predicar sobre la tentación del Señor porque es lo que leemos todos los años en el Primer Domingo en Cuaresma. Debe ser un acontecimiento bastante importante, pues tres de los evangelios nos cuentan que Cristo fue tentado en el desierto después de su bautismo. Mateo y Lucas nos dan varios detalles de cómo Satanás intentaba tentar al Señor. Pero en esta ocasión leí de Marcos y Marcos no nos dice casi nada de las tentaciones. Lo vi como una oportunidad de recalcar algo de las enseñanzas de san Agustín de Hipona: Debemos concebir la tentación del Señor de un modo global. La Carta a los Hebreos dice que Cristo fue tentado de toda manera, como nosotros, mas no pecó. Los pocos detallas de Marcos hacen enfático el mensaje—Fue tentado. No fue un espectáculo. Fue un encuentro con el mal y Jesús lo venció. En su Comentario sobre el Salmo 40 (41), Agustín nos recuerda que por el bautismo nos hacemos miembros de Cristo, nos incorporamos a él. Por tanto, cuando el Señor fue tentado, fuimos tentados con él y cuando el Señor venció a la tentación, la vencimos con él. Entender eso debería animarnos a resistir aún más a la tentación cuando se nos presenta—no porque seamos fuertes en nosotros mismos siendo débiles por nuestra constitución, sino porque Cristo está a nuestro lado para vencer con nosotros.

Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compartir el peso de nuestras debilidades, sino al contrario: tentado en todo, como semejante nuestro que es, pero sin pecado. (Hebreos 4:15)


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