lunes, 27 de mayo de 2013

La Trinidad: Dios es Amor

Ayer fue el Domingo de la Santísima Trinidad. Es un tema del que a los predicadores les cuesta sacar provecho.  Parece demasiado filosófico y abstracto. Nada práctico. El lío se descubre cuando uno se dé cuenta de cómo nuestra idea de Dios afecta a todo. Si pienso que Dios es vengativo, quizás yo también seré vengativo. Si pienso que Dios es muy lejano y que no le interesamos los seres humanos, pues tampoco me interesará él.  Pero si entiendo que Dios por naturaleza es amor, que me hizo con su amor y desea que viva en su amor, quizás intentaré vivir con amor hacia los demás.
La doctrina de la Trinidad (que Dios es Tres y Dios es Uno) nos enseña que por naturaleza, por esencia, Dios es amor porque existe desde toda la eternidad en una relación de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y este amor es lo que ha provocado la Creación y la Redención de la humanidad y que ha sido derramado en nuestros corazones por la gracia de Dios.
Es decir que la Trinidad nos recuerda lo que San Juan dijo de forma muy sencilla—Dios es amor.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. (1ra Juan 4:16)

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