domingo, 13 de enero de 2013

El Bautismo del Señor y el Espíritu Santo

Hoy no puedo escribir mucho pero quiero reflexionar sobre el Bautismo del Señor.
 
Los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) nos describen el bautismo de Jesús sin el lujo de muchos detalles. De hecho Juan no describe el bautismo en sí.  Fue un acontecimiento más bien sencillo al lado del río Jordán. Lo que se cuenta es que Jesús llegó con mucha gente a Juan Bautista y fue bautizado.  En todas las versiones lo intersante es lo que sigue. Eso, sí, llama la atención. Los cielos se parten, se manifiesta el Espíritu Santo y el Padre dice "Tú eres mi Amado en quien estoy complacido."

Pienso que lo del Espíritu Santo es importante porque allí se nota que Jesús siempre actúa en el poder del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo que capacita a la naturaleza humana del Señor para vivir en obediencia a la voluntad del Padre Celestial. Nosotros también recibimos el don del Espíritu Santo por fe en nuestro bautismo. Éste nos da el poder llevar en una vida plena, sana y feliz. También nos permite dar el testimonio de la gracia y el amor de Dios en Jesucristo.

Si todavía no has recibido el don del Espíritu Santo--o más bien parece inactivo en tu vida--Recibirlo es tan fácil como pedírselo al Padre:
"Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abrirán. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!" (S. Lucas 11:9-13)

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